domingo, 7 de febrero de 2016
591. ¿Por qué pedimos «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo»? (Tercera parte - continuación)
(Compendio 591
- repetición) La voluntad del Padre es que «todos los hombres
se salven» (1Tm 2, 4). Para esto ha venido Jesús: para cumplir perfectamente la
Voluntad salvífica del Padre. Nosotros pedimos a Dios Padre que una nuestra
voluntad a la de su Hijo, a ejemplo de María Santísima y de los santos. Le
pedimos que su benevolente designio se realice plenamente sobre la tierra, como
se ha realizado en el cielo. Por la oración, podemos «distinguir cuál es la
voluntad de Dios» (Rm 12, 2), y obtener «constancia para cumplirla» (Hb 10,
36).
Resumen
(C.I.C 2860) En
la tercera petición, rogamos al Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo
para realizar su Plan de salvación en la vida del mundo.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2826) Por
la oración, podemos "discernir cuál es la voluntad de Dios" (cf. Rm
12, 2; Ef 5, 17) y obtener "constancia para cumplirla" (cf. Hb 10,
36). Jesús nos enseña que se entra en el Reino de los cielos, no mediante
palabras, sino "haciendo la voluntad de mi Padre que está en los
cielos" (Mt 7, 21).
Para la reflexión
(C.I.C 2827)
"Si alguno […] cumple la voluntad […] de Dios, a ese le escucha" (Jn
9, 31; cf. 1Jn 5, 14). Tal es el poder de la oración de la Iglesia en el Nombre
de su Señor, sobre todo en la Eucaristía; es comunión de intercesión con la
Santísima Madre de Dios (cf. Lc 1, 38. 49) y con todos los santos que han sido
"agradables" al Señor por no haber querido más que su Voluntad:
“Incluso podemos, sin herir la verdad, cambiar estas palabras: 'Hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo' por estas otras: en la Iglesia como en
nuestro Señor Jesucristo; en la Esposa que le ha sido desposada, como en el
Esposo que ha cumplido la voluntad del Padre” (San Agustín, De sermone Domini in monte, 2, 6, 24: PL
34, 1279). [Fin]
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