viernes, 5 de febrero de 2016
591. ¿Por qué pedimos «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo»? (Primera parte)
(Compendio
591) La voluntad del Padre es que «todos los hombres se salven» (1Tm 2, 4).
Para esto ha venido Jesús: para cumplir perfectamente la Voluntad salvífica del
Padre. Nosotros pedimos a Dios Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo,
a ejemplo de María Santísima y de los santos. Le pedimos que su benevolente
designio se realice plenamente sobre la tierra, como se ha realizado en el
cielo. Por la oración, podemos «distinguir cuál es la voluntad de Dios» (Rm 12,
2), y obtener «constancia para cumplirla» (Hb 10, 36).
Resumen
(C.I.C 2860) En
la tercera petición, rogamos al Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo
para realizar su Plan de salvación en la vida del mundo.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2822) La
voluntad de nuestro Padre es "que todos los hombres […] se salven y
lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1Tm 2, 4). Él "usa de
paciencia […] no queriendo que algunos perezcan" (2P 3, 9; cf. Mt 18, 14).
Su mandamiento que resume todos los demás y que nos dice toda su voluntad es
que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado (cf. Jn 13, 34; 1Jn 3;
4; Lc 10, 25-37).
Para la reflexión
(C.I.C 2823) Él
nos ha dado a "conocer […] el Misterio de su voluntad según el benévolo
designio que en él se propuso de antemano [...] hacer que todo tenga a Cristo
por Cabeza [...] a Él por quien entramos en herencia, elegidos de antemano
según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su
Voluntad" (Ef 1, 9-11). Pedimos con insistencia que se realice plenamente
este designio benévolo, en la tierra como ya ocurre en el cielo. (Continua)
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