domingo, 22 de noviembre de 2015
556. ¿Qué es la oración de alabanza? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 556
- repetición) La alabanza es la forma de oración que, de
manera más directa, reconoce que Dios es Dios; es totalmente desinteresada:
canta a Dios por sí mismo y le da gloria por lo que Él es.
Resumen
(C.I.C 2649) La
oración de alabanza, totalmente desinteresada, se dirige a Dios; canta para Él y le da gloria no sólo por lo que ha hecho sino
porque ÉL ES.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2641)
"Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y
salmodiad en vuestro corazón al Señor" (Ef 5, 19; Col 3, 16). Como los
autores inspirados del Nuevo Testamento, las primeras comunidades cristianas
releen el libro de los Salmos cantando en él el Misterio de Cristo. En la
novedad del Espíritu, componen también himnos y cánticos a partir del
acontecimiento inaudito que Dios ha realizado en su Hijo: su encarnación, su
muerte vencedora de la muerte, su resurrección y su ascensión a su derecha (cf.
Flp 2, 6-11; Col 1, 15-20; Ef 5, 14; 1Tm 3, 16; 6, 15-16; 2Tm 2, 11-13). De
esta "maravilla" de toda la Economía de la salvación brota la
doxología, la alabanza a Dios (cf. Ef 1, 3-14; Rm 16, 25-27; Ef 3, 20-21; Judas
24-25). (C.I.C 2643) La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de
oración: es la "ofrenda pura" de todo el Cuerpo de Cristo a la gloria
de su Nombre (cf. Ml 1, 11); es, según las tradiciones de Oriente y de
Occidente, "el sacrificio de alabanza".
Para la reflexión
(C.I.C 2642) La
revelación "de lo que ha de suceder pronto", - el Apocalipsis - está
sostenida por los cánticos de la liturgia celestial (cf. Ap 4, 8-11; 5, 9-14;
7, 10-12) y también por la intercesión de los "testigos" (mártires:
Ap 6, 10). Los profetas y los santos, todos los que fueron degollados en la
tierra por dar testimonio de Jesús (cf. Ap 18, 24), la muchedumbre inmensa de
los que, venidos de la gran tribulación nos han precedido en el Reino, cantan
la alabanza de gloria de Aquél que se sienta en el trono y del Cordero (cf. Ap
19, 1-8). En comunión con ellos, la Iglesia terrestre canta también estos
cánticos, en la fe y la prueba. La fe, en la petición y la intercesión, espera
contra toda esperanza y da gracias al "Padre de las luces de quien
desciende todo don excelente" (St 1, 17). La fe es así una pura alabanza. [Fin]
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