miércoles, 18 de noviembre de 2015
553. ¿Cuáles son las diversas formas de la oración de petición? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 553
- repetición) La oración de petición puede adoptar diversas
formas: petición de perdón o también súplica humilde y confiada por todas
nuestras necesidades espirituales y materiales; pero la primera realidad que
debemos desear es la llegada del Reino de Dios.
Resumen
(C.I.C 2646) La
oración de petición tiene por objeto el perdón, la búsqueda del Reino y
cualquier necesidad verdadera.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2631) La petición de perdón es el primer
movimiento de la oración de petición (cf. el publicano: "Oh Dios ten
compasión de este pecador": Lc 18, 13). Es el comienzo de una oración
justa y pura. La humildad confiada nos devuelve a la luz de la comunión con el
Padre y su Hijo Jesucristo, y de los unos con los otros (cf. 1Jn 1, 7-2, 2):
entonces "cuanto pidamos lo recibimos de él" (1Jn 3, 22). Tanto la
celebración de la eucaristía como la oración personal comienzan con la petición
de perdón. (C.I.C 2632) La petición cristiana está centrada en el deseo y en la
búsqueda del Reino que viene,
conforme a las enseñanzas de Jesús (cf. Mt 6, 10. 33; Lc 11, 2. 13). Hay una
jerarquía en las peticiones: primero el Reino, a continuación lo que es
necesario para acogerlo y para cooperar a su venida. Esta cooperación con la
misión de Cristo y del Espíritu Santo, que es ahora la de la Iglesia, es objeto
de la oración de la comunidad apostólica (cf. Hch 6, 6; 13, 3). Es la oración
de Pablo, el apóstol por excelencia, que nos revela cómo la solicitud divina
por todas las Iglesias debe animar la oración cristiana (cf. Rm 10, 1; Ef 1,
16-23; Flp 1, 9-11; Col 1, 3-6; 4, 3-4. 12). Al orar, todo bautizado trabaja en
la Venida del Reino.
Para la reflexión
(C.I.C 2633)
Cuando se participa así en el amor salvador de Dios, se comprende que toda necesidad pueda convertirse en
objeto de petición. Cristo, que ha asumido todo para rescatar todo, es
glorificado por las peticiones que ofrecemos al Padre en su Nombre (cf. Jn 14,
13). Con esta seguridad, Santiago (cf. St 1, 5-8) y Pablo nos exhortan a orar en toda ocasión (cf. Ef 5, 20; Flp 4,
6-7; Col 3, 16-17; 1Ts 5, 17-18). [Fin]
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