viernes, 31 de octubre de 2008

Jn 1, 50-51 Verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios

(Jn 1, 50-51) Verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios
[50] Jesús continuó: «Porque te dije: “Te vi debajo de la higuera”, crees. Verás cosas más grandes todavía». [51] Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
(C.I.C 333) De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce "a su Primogénito en el mundo, dice: “Adórenle todos los ángeles de Dios” (Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: "Gloria a Dios..." (Lc 2, 14). Protegen la infancia de Jesús (cf. Mt 1, 20; 2, 13.19), sirven a Jesús en el desierto (cf. Mc 1, 12; Mt 4, 11), lo reconfortan en la agonía (cf. Lc 22, 43), cuando E1 habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos (cf. Mt 26, 53) como en otro tiempo Israel (cf. 2 M 10, 29-30; 11,8). Son también los ángeles quienes "evangelizan" (cf. Lc 2, 10) anunciando la Buena Nueva de la Encarnación (cf. Lc 2, 8-14), y de la Resurrección (cf. Mc 16, 5-7) de Cristo. Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles (cf. Hb 1, 10-11), éstos estarán presentes al servicio del juicio del Señor (cf. Mt 13, 41; 25, 31 ; Lc 12, 8-9).

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