jueves, 9 de octubre de 2008

Lc 22, 14-18 Tomen y compártanla entre ustedes

(Lc 22, 14-18) Tomen y compártanla entre ustedes
[14] Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo: [15] «He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, [16] porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios». [17] Y tomando una copa, dio gracias y dijo: «Tomen y compártanla entre ustedes. [18] Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios».
(C.I.C 1403) En la última cena, el Señor mismo atrajo la atención de sus discípulos hacia el cumplimiento de la Pascua en el reino de Dios: "Y os digo que desde ahora no beberé de este fruto de la vid hasta el día en que lo beba con vosotros, de nuevo, en el Reino de mi Padre" (Mt 26,29; cf. Lc 22,18; Mc 14,25). Cada vez que la Iglesia celebra la Eucaristía recuerda esta promesa y su mirada se dirige hacia "el que viene" (Ap 1,4). En su oración, implora su venida: "Maran atha" (1Co 16,22), "Ven, Señor Jesús" (Ap 22,20), "que tu gracia venga y que este mundo pase" (Didaché 10,6). (C.I.C 1339) Jesús escogió el tiempo de la Pascua para realizar lo que había anunciado en Cafarnaúm: dar a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre: “Llegó el día de los Azimos, en el que se había de inmolar el cordero de Pascua; [Jesús] envió a Pedro y a Juan, diciendo: ‘Id y preparadnos la Pascua para que la comamos’ [...] fueron [...] y prepararon la Pascua. Llegada la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: ‘Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios' [...] Y tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: ‘Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío’. De igual modo, después de cenar, el cáliz, diciendo: ‘Este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre, que va a ser derramada por vosotros’ (Lc 22,7-20; cf. Mt 26,17-29; Mc 14,12-25; 1Co 11,23-26).

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