[5] Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? [6] No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: [7] “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día”». [8] Y las mujeres recordaron sus palabras.
martes, 21 de octubre de 2008
Lc 24, 5-8 No está aquí, ha resucitado
(Lc 24, 5-8) No está aquí, ha resucitado
[5] Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? [6] No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: [7] “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día”». [8] Y las mujeres recordaron sus palabras.
[5] Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? [6] No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: [7] “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día”». [8] Y las mujeres recordaron sus palabras.
(C.I.C 2174) Jesús resucitó de entre los muertos ‘el primer día de la semana’ (Mc 16, 2; Mt 28, 1; Lc 24, 1; Jn 20, 1). En cuanto es el ‘primer día’, el día de la Resurrección de Cristo recuerda la primera creación. En cuanto es el ‘octavo día’, que sigue al sábado (cf. Mc 16, 1; Mt 28, 1), significa la nueva creación inaugurada con la resurrección de Cristo. Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el día del Señor (Hè kyriakè hèmera, dies dominica), el ‘domingo’: “Nos reunimos todos el día del sol porque es el primer día (después del sábado judío, pero también el primer día), en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos (San Justino, Apologia, 1, 67: PG 6, 429-432).
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