jueves, 6 de abril de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 131.
(Respuesta YouCat – repeticion) Debemos
escuchar las palabras y los hechos de Cristo, cuya voluntad declarada es «que
todos sean uno» (Jn 17,21).
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C
821) Para responder adecuadamente a este llamamiento se exige: — una renovación permanente de la Iglesia en
una fidelidad mayor a su vocación. Esta renovación es el alma del movimiento
hacia la unidad (Unitatis redintegratio,
6); — la conversión del corazón para
"llevar una vida más pura, según el Evangelio" (cf. Unitatis redintegratio, 7), porque la
infidelidad de los miembros al don de Cristo es la causa de las divisiones; —
la oración en común, porque
"esta conversión del corazón y santidad de vida, junto con las oraciones
privadas y públicas por la unidad de los cristianos, deben considerarse como el
alma de todo el movimiento ecuménico, y pueden llamarse con razón ecumenismo
espiritual" (cf. Unitatis
redintegratio, 8); — el fraterno
conocimiento recíproco (cf. Unitatis
redintegratio, 9); — la formación
ecuménica de los fieles y especialmente de los sacerdotes (cf. Unitatis redintegratio, 10); — el diálogo entre los teólogos y los
encuentros entre los cristianos de diferentes Iglesias y comunidades (cf. Unitatis redintegratio, 4, 9, 11); — la colaboración entre cristianos en los
diferentes campos de servicio a los hombres (cf. Unitatis redintegratio, 12).
Para
meditar
(Comentario
YouCat) Independientemente de la edad de cada
cual, la unidad de los cristianos nos afecta a todos. La unidad fue uno de los
deseos más importantes de Jesús: «Que todos sean uno [...] para que el mundo
crea que tú me has enviado» (Jn 17,21). Las divisiones son como heridas en el
Cuerpo de Cristo, duelen y supuran. Las divisiones conducen a enemistades y
debilitan la fe y la credibilidad de los cristianos. Para que el escándalo de
la separación desaparezca del mundo es necesaria la conversión de todos los
afectados, también el conocimiento de las propias convicciones de fe y las
controversias con las de los otros, pero especialmente es necesaria la oración
común y el servicio común de los cristianos a los hombres. Los responsables de
la Iglesia no deben dejar que se interrumpa el diálogo teológico.
(Comentario CIC) (C.I.C 822) "La preocupación
por el restablecimiento de la unión atañe a la Iglesia entera, tanto a los
fieles como a los pastores" (cf. Unitatis
redintegratio, 5). Pero hay que ser "conocedor de que este santo
propósito de reconciliar a todos los cristianos en la unidad de la única
Iglesia de Jesucristo excede las fuerzas y la capacidad humana". Por eso
hay que poner toda la esperanza "en la oración de Cristo por la Iglesia,
en el amor del Padre para con nosotros, y en el poder del Espíritu Santo"
(Unitatis redintegratio, 24).
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