martes, 4 de abril de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 131.
(Respuesta YouCat) Debemos escuchar las
palabras y los hechos de Cristo, cuya voluntad declarada es «que todos sean
uno» (Jn 17,21).
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C
820) Aquella unidad "que Cristo concedió desde el principio a la Iglesia
[...] creemos que subsiste indefectible en la Iglesia católica y esperamos que
crezca hasta la consumación de los tiempos" (Unitatis redintegratio, 4). Cristo da permanentemente a su Iglesia
el don de la unidad, pero la Iglesia debe orar y trabajar siempre para
mantener, reforzar y perfeccionar la unidad que Cristo quiere para ella. Por
eso Cristo mismo rogó en la hora de su Pasión, y no cesa de rogar al Padre por
la unidad de sus discípulos: "Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y
yo en ti, que ellos sean también uno en nosotros, para que el mundo crea que tú
me has enviado" (Jn 17, 21). El deseo de volver a encontrar la unidad de
todos los cristianos es un don de Cristo y un llamamiento del Espíritu Santo
(cf. Unitatis redintegratio, 1).
Para
meditar
(Comentario
YouCat) Independientemente de la edad de cada
cual, la unidad de los cristianos nos afecta a todos. La unidad fue uno de los
deseos más importantes de Jesús: «Que todos sean uno [...] para que el mundo
crea que tú me has enviado» (Jn 17,21). Las divisiones son como heridas en el
Cuerpo de Cristo, duelen y supuran. Las divisiones conducen a enemistades y debilitan
la fe y la credibilidad de los cristianos. Para que el escándalo de la
separación desaparezca del mundo es necesaria la conversión de todos los
afectados, también el conocimiento de las propias convicciones de fe y las
controversias con las de los otros, pero especialmente es necesaria la oración
común y el servicio común de los cristianos a los hombres. Los responsables de
la Iglesia no deben dejar que se interrumpa el diálogo teológico.
(Comentario CIC) (C.I.C 822) "La preocupación
por el restablecimiento de la unión atañe a la Iglesia entera, tanto a los
fieles como a los pastores" (cf. Unitatis
redintegratio, 5). Pero hay que ser "conocedor de que este santo
propósito de reconciliar a todos los cristianos en la unidad de la única
Iglesia de Jesucristo excede las fuerzas y la capacidad humana". Por eso
hay que poner toda la esperanza "en la oración de Cristo por la Iglesia,
en el amor del Padre para con nosotros, y en el poder del Espíritu Santo"
(Unitatis redintegratio, 24).
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