jueves, 8 de diciembre de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 97.
(Respuesta YouCat) Nadie puede atribuir a
«los judíos» una culpa colectiva en la muerte de Jesús. Lo que la Iglesia
confiesa con certeza, por el contrario, es la responsabilidad de todos los
pecadores en la muerte de Jesús.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 597a) Teniendo en cuenta la complejidad
histórica manifestada en las narraciones evangélicas sobre el proceso de Jesús
y sea cual sea el pecado personal de los protagonistas del proceso (Judas, el
Sanedrín, Pilato) lo cual sólo Dios conoce, no se puede atribuir la
responsabilidad del proceso al conjunto de los judíos de Jerusalén, a pesar de
los gritos de una muchedumbre manipulada (Cf. Mc 15, 11) y de las acusaciones
colectivas contenidas en las exhortaciones a la conversión después de Pentecostés
(cf. Hch 2, 23. 36; 3, 13-14; 4, 10; 5, 30; 7, 52; 10, 39; 13, 27-28; 1Ts 2,
14-15). El mismo Jesús perdonando en la Cruz (cf. Lc 23, 34) y Pedro siguiendo
su ejemplo apelan a "la ignorancia" (cf. Hch 3, 17) de los judíos de
Jerusalén e incluso de sus jefes.
Para Meditar
(Comentario YouCat) El anciano profeta Simeón
predijo que Jesús llegaría a ser «signo de contradicción» (Le 2,34b). Existió
el rechazo decidido de Jesús por parte de las autoridades judías, pero entre
Los fariseos, por ejemplo, hubo también partidarios secretos de Jesús, como
Nicodemo y José de Arimatea. En el proceso de Jesús estuvieron implicadas
diferentes personas y autoridades romanas y judías (Caifas, Judas, el Sanedrín,
Herodes, Poncio Pilato), cuya culpa individual sólo Dios conoce. La tesis de
que todos los judíos de entonces o los que viven actualmente sean culpables de
la muerte de Jesús es absurda y no se sostiene según la Biblia.
(Comentario CIC) (C.I.C 597b) Menos todavia se podría ampliar esta
responsabilidad a los restantes judíos
en el tiempo y en el espacio, apoyándose en el grito del pueblo:
"¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!" (Mt 27, 25), que
equivale a una fórmula de ratificación (cf. Hch 5, 28; 18, 6): Tanto es así que
la Iglesia ha declarado en el Concilio Vaticano II: "Lo que se perpetró en
su pasión no puede ser imputado indistintamente a todos los judíos que vivían
entonces ni a los judíos de ho [...] No se ha de señalar a los judíos como
reprobados por Dios y malditos como si tal cosa se dedujera de la Sagrada
Escritura" (Nostra aetate, 4).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario