viernes, 22 de julio de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 64.
(Respuesta YouCat – repetición) Dios, que
es amor y el prototipo de comunión, ha creado al hombre como varón y mujer para
que conjuntamente sean imagen de su esencia.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 371) Creados a la vez, el hombre y la mujer
son queridos por Dios el uno para el otro. La Palabra de Dios nos lo hace
entender mediante diversos acentos del texto sagrado. "No es bueno que el
hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada" (Gn 2,18). Ninguno de
los animales es "ayuda adecuada" para el hombre (Gn 2,19-20). La
mujer, que Dios "forma" de la costilla del hombre y presenta a éste,
despierta en él un grito de admiración, una exclamación de amor y de comunión:
"Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gn
2,23). El hombre descubre en la mujer como un otro "yo", de la misma
humanidad.
Para Meditar
(Comentario YouCat) Dios ha hecho al hombre de
modo que sea varón o mujer y anhele la plenitud y La totalidad en el encuentro
con el otro sexo. Los hombres y las mujeres tienen absolutamente la misma
dignidad, pero expresan en el desarrollo creativo de su servaron o mujer
diferentes aspectos de la perfección de Dios. Dios no es varón ni mujer, pero
se ha revelado como padre (Le 6,36) y como madre (Is 66,13). En el amor del
varón y La mujer, especialmente en La comunión del matrimonio, donde varón y
mujer se hacen «una sola carne» (Gen 2,24), los hombres pueden intuir algo de
La felicidad de La unión con Dios, en la que cada hombre encuentra su plenitud definitiva.
Así como el amor de Dios es fiel, también el amor del varón y la mujer busca
ser fiel; y este amor es creador aL modo de Dios, porque del matrimonio brota
nueva vida.
(Comentario
CIC) (C.I.C 372) El hombre y la mujer están hechos "el uno para el
otro": no que Dios los haya hecho "a medias" e
"incompletos"; los ha creado para una comunión de personas, en la que
cada uno puede ser "ayuda" para el otro porque son a la vez iguales
en cuanto personas ("hueso de mis huesos...") y complementarios en
cuanto masculino y femenino. En el matrimonio, Dios los une de manera que,
formando "una sola carne" (Gn 2,24), puedan transmitir la vida
humana: "Sed fecundos y multiplicaos y llenad la tierra" (Gn 1,28).
Al trasmitir a sus descendientes la vida humana, el hombre y la mujer, como
esposos y padres, cooperan de una manera única en la obra del Creador (cf. Gaudium et spes, 50).
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