martes, 12 de julio de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 59.
(Respuesta YouCat) Dios ha hecho todo para
el hombre. Pero al hombre, la «única criatura querida por Dios por sí misma»
(GS), lo ha creado para que sea eternamente feliz. Y esto lo alcanza conociendo
a Dios, amándole, sirviéndole y viviendo con agradecimiento a su Creador.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 358) Dios creó
todo para el hombre (cf. Gaudium et spes,
12; 24; 39), pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para
ofrecerle toda la creación: “¿Cuál es, pues, el ser que va a venir a la
existencia rodeado de semejante consideración? Es el hombre, grande y admirable
figura viviente, más precioso a los ojos de Dios que la creación entera; es el
hombre, para él existen el cielo y la tierra y el mar y la totalidad de la
creación, y Dios ha dado tanta importancia a su salvación que no ha perdonado a
su Hijo único por él. Porque Dios no ha cesado de hacer todo lo posible para
que el hombre subiera hasta Él y se sentara a su derecha (san Juan Crisóstomo, Sermones in
Genesim, 2,1: PG 54, 587-588).
Para Meditar
(Comentario YouCat) El agradecimiento es amor
reconocido. Quien es agradecido se dirige libremente al autor del bien y entra
en una relación nueva y más profunda con él. Dios quiere que conozcamos su amor
y que vivamos ya desde ahora toda nuestra vida en relación con él. Esta
relación dura eternamente.
(Comentario
CIC) (C.I.C 299) Porque Dios crea con sabiduría, la creación está
ordenada: "Tú todo lo dispusiste con medida, número y peso" (Sb
11,20). Creada en y por el Verbo eterno, "imagen del Dios invisible"
(Col 1,15), la creación está destinada, dirigida al hombre, imagen de Dios (cf.
Gn 1,26), llamado a una relación personal con Dios. Nuestra inteligencia,
participando en la luz del Entendimiento divino, puede entender lo que Dios nos
dice por su creación (cf. Sal 19,2-5), ciertamente no sin gran esfuerzo y en un
espíritu de humildad y de respeto ante el Creador y su obra (cf. Jb 42,3).
Salida de la bondad divina, la creación participa en esa bondad ("Y vio
Dios que era bueno [...] muy bueno": Gn 1,4.10.12.18.21.31). Porque la
creación es querida por Dios como un don dirigido al hombre, como una herencia
que le es destinada y confiada. La Iglesia ha debido, en repetidas ocasiones,
defender la bondad de la creación, comprendida la del mundo material (cf. San
León Magno, Epistula Quam laudabiliter:
DS 286; I Concilio de Braga: DS 455-463; IV Concilio de Letrán: DS 800;
Concilio de Florencia: DS 333; Concilio
Vaticano I: DS 3002).
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