lunes, 18 de julio de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 62.
(Respuesta YouCat – repetición) El alma es
lo que hace a cada hombre ser hombre: su principio vital espiritual, lo más
íntimo de su ser. El alma es la causa de que el cuerpo material sea un cuerpo
humano vivo. Por el alma el hombre es el ser que puede decir «Yo» y existe ante
Dios como individuo inconfundible.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 154) Sólo es
posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero
no es menos cierto que creer es un acto auténticamente humano. No es contrario
ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la confianza en Dios
y adherirse a las verdades por él reveladas. Ya en las relaciones humanas no es
contrario a nuestra propia dignidad creer lo que otras personas nos dicen sobre
ellas mismas y sobre sus intenciones, y prestar confianza a sus promesas (como,
por ejemplo, cuando un hombre y una mujer se casan), para entrar así en
comunión mutua. Por ello, es todavía menos contrario a nuestra dignidad
"presentar por la fe la sumisión plena de nuestra inteligencia y de
nuestra voluntad al Dios que revela" (Concilio Vaticano I: DS 3008) y
entrar así en comunión íntima con Él.
Para Meditar
(Comentario YouCat) Los hombres son seres
corporales y espirituales. El espíritu del hombre es más que una función del
cuerpo y no se puede explicar a partir de la constitución material delhombre.
La razón nos dice: Tiene que existir un principio espiritual que, unido al cuerpo,
no sea, sin embargo, idéntico a éste. Lo llamamos «alma». Aunque el alma no se
puede «probar» de modo científico, no se puede comprender al hombre como ser
espiritual sin suponer este principio espiritual del hombre, que excede a la
materia.
(Comentario
CIC) (C.I.C 163) La fe nos hace gustar de antemano el gozo y la luz de
la visión beatífica, fin de nuestro caminar aquí abajo. Entonces veremos a Dios
"cara a cara" (1Cor 13, 12), "tal cual es" (1Jn 3,2). La fe
es pues ya el comienzo de la vida eterna: “Mientras que ahora contemplamos las
bendiciones de la fe como el reflejo en un espejo, es como si poseyésemos ya
las cosas maravillosas de las que nuestra fe nos asegura que gozaremos un día”
(San Basilio Magno, Liber de Spiritu
Sancto, 15, 36: PG 32, 132; cf. Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 2-2, 4, 1).
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