martes, 21 de junio de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 51.
(Respuesta
YouCat – repetición) «Dios
permite el mal sólo para hacer surgir de él algo mejor» (Santo Tomás de
Aquino).
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 40) Puesto que
nuestro conocimiento de Dios es limitado, nuestro lenguaje sobre Dios lo es
también. No podemos nombrar a Dios sino a partir de las criaturas, y según
nuestro modo humano limitado de conocer y de pensar. (C.I.C 310) Pero ¿por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que
en él no pudiera existir ningún mal? En su poder Infinito, Dios podría siempre
crear algo mejor (cf. Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, I, 25, 6). Sin embargo, en su sabiduría y bondad
infinitas, Dios quiso libremente crear un mundo "en estado de vía"
hacia su perfección última. Este devenir trae consigo en el designio de Dios,
junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo
más perfecto lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza
también las destrucciones. Por tanto, con el bien físico existe también el mal físico, mientras la creación no
haya alcanzado su perfección (cf. Santo Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, 3, 71).
Para meditar
(Comentario
YouCat) El mal en el mundo es un misterio oscuro y doloroso. El mismo
Crucificado preguntó a su Padre: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt
27,46). Hay muchas cosas incomprensibles. Pero tenemos una certeza: Dios es
totalmente bueno. Nunca puede ser el causante de algo malo. Dios creó el mundo
bueno, pero éste no es aún perfecto. En medio de rebeliones violentas y de
procesos dolorosos se desarrolla hasta su consumación definitiva. De este modo
se puede situar mejor lo que la Iglesia denomina el mal físico, por ejemplo,
una minusvalía de nacimiento o una catástrofe natural. Por el contrario,
losmales morales vienen al mundo por el abuso de la libertad. El «infierno en
la tierra» (niños soldado, ataques de terroristas suicidas, campos de
concentración) es obra de los hombres la mayoría de las veces. Por eso la
cuestión decisiva no es: «¿Cómo se puede creer en un Dios bueno cuando existe
tanto mal?», sino: «¿Cómo podría un hombre con corazón y razón, soportar la
vida en este mundo si no existiera Dios?». La Muerte y la Resurrección de
Jesucristo nos muestran que el mal no tuvo la primera palabra y no tiene
tampoco la última. Del peor de los males hizo Dios salir el bien absoluto.
Creemos que en el Juicio Final Dios pondrá fin a toda injusticia. En la vida
del mundo futuro el mal ya no tiene lugar y el dolor acabará.
(Comentario CIC) (C.I.C 311) Los ángeles
y los hombres, criaturas inteligentes y libres, deben caminar hacia su destino
último por elección libre y amor de preferencia. Por ello pueden desviarse. De
hecho pecaron. Y fue así como el mal
moral entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico.
Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, la causa del mal
moral (cf. San Agustín, De libero
arbitrio, 1, 1, 1: PL 32, 1221-1223; Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, 79, 1). Sin
embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y, misteriosamente,
sabe sacar de él el bien: “Porque el Dios todopoderoso [...] por ser
soberanamente bueno, no permitiría jamás que en sus obras existiera algún mal,
si Él no fuera suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir un bien del
mismo mal” (San Agustín, Enchiridion de
fide, spe et caritate, 3, 11: PL 40, 236).
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