domingo, 5 de junio de 2016
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 43. Parte II.
(Respuesta YouCat – repeticion). Es Dios,
no la casualidad, la causa del mundo. El mundo, ni por su origen, ni por su
orden interno y su finalidad, es el producto de factores que actúen «sin
sentido».
Reflecciones y puntos a
profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 297) La fe en la creación "de la
nada" está atestiguada en la Escritura como una verdad llena de promesa y
de esperanza. Así la madre de los siete hijos macabeos los alienta al martirio:
“Yo no sé cómo aparecisteis en mis entrañas, ni fui yo quien os regaló el
espíritu y la vida, ni tampoco organicé yo los elementos de cada uno. Pues así
el Creador del mundo, el que modeló al hombre en su nacimiento y proyectó el
origen de todas las cosas, os devolverá el espíritu y la vida con misericordia,
porque ahora no miráis por vosotros mismos a causa de sus leyes [...]. Te
ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en
ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género
humano ha llegado así a la existencia (2M 7,22-23.28). (C.I.C 319) Dios creó el mundo para manifestar y comunicar su
gloria. La gloria para la que Dios creó a sus criaturas consiste en que tengan
parte en su verdad, su bondad y su belleza.
Para meditar
(Comentario YouCat) Los
cristianos creen que pueden leer la escritura de Dios en su Creación. A los
científicos que hablan de que la totalidad del mundo es un proceso casual, sin
sentido y sin finalidad, les replicó beato Juan Pablo I I en el año 1985:
«Hablar de azar delante de un universo en el que existe tal complejidad en la
organización de sus elementos y una intencionalidad tan maravillosa en su vida,
sería igual a abandonar la búsqueda de una explicación del mundo como él se nos
muestra. De hecho, sería equivalente a aceptar efectos sin causa. Supondría la
abdicación de la razón humana, que renunciaría de este modo a pensar y a buscar
una solución a los problemas».
Comentario CIC) (C.I.C 298)
Puesto que Dios puede crear de la nada, puede por el Espíritu Santo dar la vida
del alma a los pecadores creando en ellos un corazón puro (cf. Sal 51,12), y la
vida del cuerpo a los difuntos mediante la Resurrección. Él "da la vida a
los muertos y llama a las cosas que no son para que sean" (Rom 4,17). Y
puesto que, por su Palabra, pudo hacer resplandecer la luz en las tinieblas
(cf. Gn 1,3), puede también dar la luz de la fe a los que lo ignoran (cf. 2Co
4,6).
(Continua la Pregunta: ¿Es el mundo un producto de la casualidad?)
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