domingo, 19 de junio de 2016

Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 50.



YOUCAT Pregunta n. 50. ¿Qué papel juega el hombre en la providencia divina?


(Respuesta YouCat) La consumación de la Creación a través de la providencia divina no sucede sin nuestra intervención. Dios nos invita a colaborar en la perfección de la Creación.        

Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 307) Dios concede a los hombres incluso poder participar libremente en su providencia confiándoles la responsabilidad de "someter'' la tierra y dominarla (cf. Gn 1, 26-28). Dios da así a los hombres el ser causas inteligentes y libres para completar la obra de la Creación, para perfeccionar su armonía para su bien y el de sus prójimos. Los hombres, cooperadores a menudo inconscientes de la voluntad divina, pueden entrar libremente en el plan divino no sólo por su acciones y sus oraciones, sino también por sus sufrimientos (cf. Col I, 24) Entonces llegan a ser plenamente "colaboradores […] de Dios" (1Co 3, 9; 1Ts 3, 2) y de su Reino (cf. Col 4, 11).    

Para meditar   

(Comentario YouCat) El hombre puede rechazar la voluntad de Dios. Pero es mejor convertirse en un instrumento del amor divino. La Madre Teresa se esforzó toda su vida por pensar así: «Soy únicamente un pequeño lápiz en la mano de nuestro Señor. Él puede cortar o afilar el lápiz. Él puede escribir o dibujar lo que quiera y donde quiera. Si lo escrito o un dibujo es bueno, no valoramos el lápiz o el material empleado, sino a aquel que lo ha empleado». Si Dios actúa también con nosotros y a través nuestro, no debemos confundir nunca nuestros propios pensamientos, planes y actos con la acción de Dios. Dios no necesita nuestro trabajo como si a Dios le faltara algo sin él.

(Comentario CIC) (C.I.C 308) Es una verdad inseparable de la fe en Dios Creador: Dios actúa en las obras de sus criaturas. Es la causa primera que opera en y por las causas segundas: "Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece" (Flp 2, 13; cf 1 Co 12, 6). Esta verdad, lejos de disminuir la dignidad de la criatura, la realza. Sacada de la nada por el poder, la sabiduría y la bondad de Dios, no puede nada si está separada de su origen, porque "sin el Creador la criatura se diluye" (Gaudium et spes, 36, 3); menos aún puede ella alcanzar su fin último sin la ayuda de la gracia (cf. Mt 19, 26; Jn 15, 5; Flp 4, 13).

(Siguiente Pregunta: Si Dios lo sabe todo, ¿por qué no impide entonces el mal?)    

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