miércoles, 8 de junio de 2016
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 44.
(Respuesta YouCat) Dios solo, que existe
ante todo más allá del tiempo y del espacio, ha creado el mundo de la nada y ha
convocado al ser a todas las cosas. Todo lo que existe, depende de Dios y sólo
perdura en el ser porque Dios quiere que exista.
Reflecciones y puntos a
profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 290) "En el principio, Dios creó el
cielo y la tierra" (Gn 1,1): tres cosas se afirman en estas primeras
palabras de la Escritura: el Dios eterno ha dado principio a todo lo que existe
fuera de Él. Solo Él es creador (el verbo "crear" -en hebreo bara-tiene
siempre por sujeto a Dios). La totalidad de lo que existe (expresada por la
fórmula "el cielo y la tierra") depende de Aquel que le da el ser. (C.I.C
291) "En el principio existía el Verbo [...] y
el Verbo era Dios [...] Todo fue hecho por él y sin él nada ha sido hecho"
(Jn 1,1-3). El Nuevo Testamento revela que Dios creó todo por el Verbo Eterno,
su Hijo amado. "En el fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en
la tierra [...] todo fue creado por él y para él, él existe con anterioridad a
todo y todo tiene en él su consistencia" (Col 1, 16-17). La fe de la
Iglesia afirma también la acción creadora del Espíritu Santo: él es el
"dador de vida" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150),
"el Espíritu Creador" (Veni, Creator Spiritus), la
"Fuente de todo bien" (Liturgia bizantina, Tropario de las
Vísperas de Pentecostés [Pentekostarion]).
Para meditar
(Comentario YouCat) La Creación
del mundo es, por decirlo así, una «obra en común» del Dios trino. El Padre es
el Creador, el todopoderoso. El Hijo es el sentido y el corazón del mundo:
«Todo fue creado por él y para él» (Col 1,16). Sólo cuando conocemos a
Jesucristo sabemos para qué es bueno el mundo, y comprendemos que el mundo
avanza hacia una meta: La verdad, La bondad y La belleza del Señor. El Espíritu
Santo mantiene todo unido; él es «quien da vida» (Jn 6,63).
(Comentario CIC) (C.I.C 316)
Aunque la obra de la creación se atribuya particularmente al Padre, es
igualmente verdad de fe que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son el
principio único e indivisible de la creación. (C.I.C 292) La acción creadora del Hijo y del Espíritu, insinuada
en el Antiguo Testamento (cf. Sal 33,6; 104,30; Gn 1,2-3), revelada en la Nueva
Alianza, inseparablemente una con la del Padre, es claramente afirmada por la regla
de fe de la Iglesia: "Sólo existe un Dios [...]: es el Padre, es Dios, es
el Creador, es el Autor, es el Ordenador. Ha hecho todas las cosas por
sí mismo, es decir, por su Verbo y por su Sabiduría" (San Ireneo, Adversus
haereses, 2, 30, 9: PG 7, 822), "por el Hijo y el Espíritu", que
son como "sus manos" (ibid., 4, 20, 1: PG 7, 1032). La
creación es la obra común de la Santísima Trinidad.
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