martes, 24 de julio de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 337.
(Respuesta YouCat – repeticion) Ningún
hombre se puede salvar a sí mismo. Los cristianos creen que son salvados por
Dios, que para esto ha enviado al mundo a su Hijo Jesucristo. La salvación
significa que somos liberados del poder del pecado por medio del Espíritu Santo
y que hemos salido de la zona de la muerte a una vida sin fin, a una vida en la
presencia de Dios.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1989) La primera obra de la gracia
del Espíritu Santo es la conversión,
que obra la justificación según el anuncio de Jesús al comienzo del Evangelio:
‘Convertíos porque el Reino de los cielos está cerca’ (Mt 4, 17). Movido por la
gracia, el hombre se vuelve a Dios y se aparta del pecado, acogiendo así el
perdón y la justicia de lo alto. ‘La justificación no es solo remisión de los
pecados, sino también santificación y renovación del interior del hombre’(Concilio de Trento: DS 1528).
Para meditar
(Comentario YouCat) San Pablo
declara: «Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios» (Rom 3,23). El
pecado no puede existir ante Dios, que es completamente justicia y bondad. Si
el pecado sólo es digno de la nada, ¿qué pasa con el pecador? En su amor, Dios
ha encontrado una vía que aniquila el pecado, pero que salva al pecador. Lo
hace de nuevo estar en su sitio, es decir, justo. Por eso desde antiguo la
redención se denomina también justificación. No nos hacemos justos por nuestras
propias fuerzas. Un hombre no puede ni perdonarse el pecado
ni liberarse de la muerte. Para ello debe actuar Dios en nosotros, y además por
misericordia, no porque lo pudiéramos merecer. Dios nos regala en el Bautismo
«la justicia de Dios por la fe en Jesucristo» (Rom 3,22). Por el Espíritu
Santo, que ha sido derramado en nuestros corazones, somos introducidos en la Muerte
y la Resurrección de Jesucristo, morimos al pecado y nacemos a la vida nueva en
Dios. Fe, esperanza y caridad nos vienen de parte de Dios y nos capacitan para
vivir en la luz y corresponder a la voluntad de Dios.
(Comentario CIC) (C.I.C 1990) La justificación libera al hombre del pecado que contradice al
amor de Dios, y purifica su corazón. La justificación es prolongación de la
iniciativa misericordiosa de Dios que otorga el perdón. Reconcilia al hombre
con Dios, libera de la servidumbre del pecado y sana. (C.I.C 1991) La
justificación es, al mismo tiempo, acogida
de la justicia de Dios por la fe en Jesucristo. La justicia designa aquí la
rectitud del amor divino. Con la justificación son difundidas en nuestros
corazones la fe, la esperanza y la caridad, y nos es concedida la obediencia a
la voluntad divina.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario