lunes, 23 de julio de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 337.
(Respuesta YouCat) Ningún hombre se puede
salvar a sí mismo. Los cristianos creen que son salvados por Dios, que para
esto ha enviado al mundo a su Hijo Jesucristo. La salvación significa que somos
liberados del poder del pecado por medio del Espíritu Santo y que hemos salido
de la zona de la muerte a una vida sin fin, a una vida en la presencia de Dios.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1987) La gracia del Espíritu Santo
tiene el poder de santificarnos, es decir, de lavarnos de nuestros pecados y
comunicarnos la justicia de Dios por la fe en Jesucristo (Rm 3, 22) y por el
Bautismo (cf. Rm 6, 3-4): “Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también
viviremos con él, sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos,
ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un
morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para Dios.
Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en
Cristo Jesús” (Rm 6, 8-11).
Para meditar
(Comentario YouCat) San Pablo
declara: «Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios» (Rom 3,23). El
pecado no puede existir ante Dios, que es completamente justicia y bondad. Si
el pecado sólo es digno de la nada, ¿qué pasa con el pecador? En su amor, Dios
ha encontrado una vía que aniquila el pecado, pero que salva al pecador. Lo
hace de nuevo estar en su sitio, es decir, justo. Por eso desde antiguo la
redención se denomina también justificación. No nos hacemos justos por nuestras
propias fuerzas. Un hombre no puede ni perdonarse el pecado
ni liberarse de la muerte. Para ello debe actuar Dios en nosotros, y además por
misericordia, no porque lo pudiéramos merecer. Dios nos regala en el Bautismo
«la justicia de Dios por la fe en Jesucristo» (Rom 3,22). Por el Espíritu
Santo, que ha sido derramado en nuestros corazones, somos introducidos en la
Muerte y la Resurrección de Jesucristo, morimos al pecado y nacemos a la vida
nueva en Dios. Fe, esperanza y caridad nos vienen de parte de Dios y nos
capacitan para vivir en la luz y corresponder a la voluntad de Dios.
(Comentario CIC) (C.I.C 1988) Por el poder del Espíritu Santo
participamos en la Pasión de Cristo, muriendo al pecado, y en su Resurrección,
naciendo a una vida nueva; somos miembros de su Cuerpo que es la Iglesia (cf.
1Co 12), sarmientos unidos a la Vid que es Él
mismo (cf. Jn 15, 1-4): “Por el Espíritu Santo participamos de Dios […] Por la
participación del Espíritu venimos a ser partícipes de la naturaleza divina
[...] Por eso, aquellos en quienes habita el Espíritu están divinizados” (San
Atanasio de Alejandría, Epistula ad
Serapionem, 1, 24: PG 26, 585-588).
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