jueves, 19 de julio de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 336.
(Respuesta YouCat – repeticion) «No
creáis», dice Jesús en el sermón de la montaña, «que he venido a abolir la Ley
y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud» (Mt 5,17).
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1967) La Ley evangélica ‘da cumplimiento’
(Cf. Mt 5, 17-19), purifica, supera, y lleva a su perfección la Ley antigua. En
las ‘Bienaventuranzas’ da cumplimiento a
las promesas divinas elevándolas y ordenándolas al ‘Reino de los cielos’.
Se dirige a los que están dispuestos a acoger con fe esta esperanza nueva: los
pobres, los humildes, los afligidos, los limpios de corazón, los perseguidos a
causa de Cristo, trazando así los caminos sorprendentes del Reino.
Para meditar
(Comentario YouCat) La plenitud
de la ley antigua es la ley evangélica, que extrae de aquella todas sus
virtualidades; no añade preceptos exteriores nuevos, pero reforma La raíz de
los actos, el corazón, donde el hombre elige entre Lo bueno y lo malo.
(Comentario CIC) (C.I.C 1968) La Ley evangélica lleva a plenitud los mandamientos de la
Ley. El Sermón del monte, lejos de abolir o devaluar las prescripciones morales
de la Ley antigua, extrae de ella sus virtualidades ocultas y hace surgir de
ella nuevas exigencias: revela toda su verdad divina y humana. No añade
preceptos exteriores nuevos, pero llega a reformar la raíz de los actos, el
corazón, donde el hombre elige entre lo puro y lo impuro (Cf. Mt 15, 18-19),
donde se forman la fe, la esperanza y la caridad, y con ellas las otras
virtudes. El Evangelio conduce así la Ley a su plenitud mediante la imitación
de la perfección del Padre celestial (Cf. Mt 5, 48), mediante el perdón de los
enemigos y la oración por los perseguidores, según el modelo de la generosidad
divina (Cf. Mt 5, 44).
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