domingo, 1 de enero de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 107.
(Respuesta YouCat) El Señor resucitado se
dejó tocar por sus discípulos, comió con ellos y les enseñó las heridas de la
Pasión. Sin embargo, su cuerpo ya no pertenece únicamente a la tierra, sino al
ámbito divino del Padre.
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C
645) Jesús resucitado establece con sus discípulos relaciones directas mediante
el tacto (cf. Lc 24, 39; Jn 20, 27) y el compartir la comida (cf. Lc 24, 30.
41-43; Jn 21, 9. 13-15). Les invita así a reconocer que él no es un espíritu
(cf. Lc 24, 39), pero sobre todo a que comprueben que el cuerpo resucitado con
el que se presenta ante ellos es el mismo que ha sido martirizado y crucificado
ya que sigue llevando las huellas de su pasión (cf. Lc 24, 40; Jn 20, 20. 27).
Este cuerpo auténtico y real posee sin embargo al mismo tiempo las propiedades
nuevas de un cuerpo glorioso: no está situado en el espacio ni en el tiempo,
pero puede hacerse presente a su voluntad donde quiere y cuando quiere (cf. Mt
28, 9. 16-17; Lc 24, 15. 36; Jn 20, 14. 19. 26; 21, 4) porque su humanidad ya
no puede ser retenida en la tierra y no pertenece ya más que al dominio divino
del Padre (cf. Jn 20, 17). Por esta razón también Jesús resucitado es
soberanamente libre de aparecer como quiere: bajo la apariencia de un jardinero
(cf. Jn 20, 14-15) o "bajo otra figura" (Mc 16, 12) distinta de la
que les era familiar a los discípulos, y eso para suscitar su fe (cf. Jn 20,
14. 16; 21, 4. 7).
Para
meditar
(Comentario
YouCat) Cristo resucitado, que lleva las heridas
del Crucificado, ya no está ligado al tiempo y al espacio. Podía pasar a través
de puertas cerradas y aparecerse en lugares diferentes y bajo una forma en la
que no lo reconocían inmediatamente. La Resurrección de Cristo no fue por tanto
un retorno a la vida terrena normal, sino la entrada en un nuevo modo de ser:
«Pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere
más; la muerte ya no tiene dominio sobre él» (Rom 6,9).
(Comentario CIC) (C.I.C 646) La Resurrección de
Cristo no fue un retorno a la vida terrena como en el caso de las
resurrecciones que Él había realizado antes de Pascua: la hija de Jairo, el
joven de Naim, Lázaro. Estos hechos eran acontecimientos milagrosos, pero las
personas afectadas por el milagro volvían a tener, por el poder de Jesús, una
vida terrena "ordinaria". En cierto momento, volverán a morir. La
Resurrección de Cristo es esencialmente diferente. En su cuerpo resucitado,
pasa del estado de muerte a otra vida más allá del tiempo y del espacio. En la
Resurrección, el cuerpo de Jesús se llena del poder del Espíritu Santo;
participa de la vida divina en el estado de su gloria, tanto que San Pablo
puede decir de Cristo que es "el hombre celestial" (cf. 1Co 15,
35-50).
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