domingo, 15 de enero de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 113.
(Respuesta YouCat) Creer en el Espíritu
Santo es adorarle como Dios igual que al Padre y al Hijo. Quiere decir creer
que el Espíritu Santo viene a nuestro corazón para que como hijos de Dios
conozcamos a nuestro Padre del cielo. Movidos por el Espíritu Santo podemos
cambiar la faz de la tierra.
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C
683a) "Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo
del Espíritu Santo" (1Co 12, 3). "Dios ha enviado a nuestros
corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá,
Padre!" (Ga 4, 6). Este conocimiento de fe no es posible sino en el
Espíritu Santo. Para entrar en contacto con Cristo, es necesario primeramente
haber sido atraído por el Espíritu Santo. Él
es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Mediante el Bautismo,
primer sacramento de la fe, la Vida, que tiene su fuente en el Padre y se nos
ofrece por el Hijo, se nos comunica íntima y personalmente por el Espíritu
Santo en la Iglesia:
Para
meditar
(Comentario
YouCat) Antes de su muerte Jesús había prometido
a sus discípulos enviarles «otro Paráclito» (Jn 14,16), cuando ya no estuviera
con ellos. Cuando después se derramó el Espíritu Santo sobre los discípulos de
la Iglesia primitiva, entendieron lo que Jesús había querido decir.
Experimentaron una seguridad profunda y la alegría de la fe y recibieron
determinados carismas; es decir, podían profetizar, sanar y hacer milagros.
Hasta hoy existen personas en la Iglesia que tienen estos dones y estas
experiencias.
(Comentario
CIC) (C.I.C 683b) El Bautismo “nos da la gracia del
nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo.
Porque los que son portadores del Espíritu de Dios son conducidos al Verbo, es
decir al Hijo; pero el Hijo los presenta al Padre, y el Padre les concede la
incorruptibilidad. Por tanto, sin el Espíritu no es posible ver al Hijo de
Dios, y, sin el Hijo, nadie puede acercarse al Padre, porque el conocimiento
del Padre es el Hijo, y el conocimiento del Hijo de Dios se logra por el
Espíritu Santo” (San Ireneo de Lyon, Demonstratio praedicationis apostolicae, 7).
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