lunes, 9 de enero de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 110.
(Respuesta YouCat – repeticion) Jesucristo
es Señor del mundo y Señor de la historia porque todo fue creado para él. Todos
los hombres han sido salvados por él y serán juzgados por él.
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C
672) Cristo afirmó antes de su Ascensión que aún no era la hora del
establecimiento glorioso del Reino mesiánico esperado por Israel (cf. Hch 1,
6-7) que, según los profetas (cf. Is 11, 1-9), debía traer a todos los hombres
el orden definitivo de la justicia, del amor y de la paz. El tiempo presente,
según el Señor, es el tiempo del Espíritu y del testimonio (cf. Hch 1, 8), pero
es también un tiempo marcado todavía por la "tribulación" (1Co 7, 26)
y la prueba del mal (cf. Ef 5, 16) que afecta también a la Iglesia(cf. 1P 4,
17) e inaugura los combates de los últimos días (1Jn 2, 18; 4, 3; 1Tm 4, 1). Es
un tiempo de espera y de vigilia (cf. Mt 25, 1-13; Mc 13, 33-37).
Para
meditar
(Comentario YouCat) Él está sobre nosotros como el único ante quien doblamos la rodilla en
adoración; está junto a nosotros como Cabeza de su Iglesia, en la que comienza
ya ahora el reino de Dios; va por delante de nosotros como Señor de la
historia, en quien los poderes de las tinieblas serán definitivamente
derrotados y los destinos del mundo se cumplirán según el plan de Dios; sale a
nuestro encuentro en gloria, en un día que no conocemos, para renovar y llevar
a consumación el mundo. Su cercanía se puede experimentar sobre todo en la
Palabra de Dios, en la recepción de los sacramentos, en la atención a los
pobres y allí «donde dos o tres están reunidos en mi nombre» (según Mt 18,20).
(Comentario
CIC) (C.I.C 670) Desde la Ascensión, el designio de
Dios ha entrado en su consumación. Estamos ya en la "última hora"
(1Jn 2, 18; cf. 1P 4, 7). "El final de la historia ha llegado ya a
nosotros y la renovación del mundo está ya decidida de manera irrevocable e
incluso de alguna manera real está ya por anticipado en este mundo. La Iglesia,
en efecto, ya en la tierra, se caracteriza por una verdadera santidad, aunque
todavía imperfecta" (Lumen gentium,
48). El Reino de Cristo manifiesta ya su presencia por los signos milagrosos
(cf. Mc 16, 17-18) que acompañan a su anuncio por la Iglesia (cf. Mc 16, 20).
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