jueves, 12 de enero de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 111.
(Respuesta YouCat – repeticion) Cuando el
mundo llegue a su fin, vendrá Cristo, visible para todos.
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C
677) La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última
Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19,
1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la
Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria
de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará
descender desde el cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre
la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de
la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2P 3, 12-13).
Para
meditar
(Comentario
YouCat) Las conmociones dramáticas (Le 18,8; Mt
24,3-14) anunciadas en la Sagrada Escritura, la maldad que se mostrará sin
disimulo, las pruebas y persecuciones que pondrán a prueba la fe de muchos, son
sólo la cara oscura de la nueva realidad: la victoria definitiva de Dios sobre
el mal se hará visible. La gloria, la verdad y la justicia de Dios saldrán a la
luz resplandeciente. Con la venida de Cristo habrá «un cielo nuevo y una tierra
nueva». «Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo,
ni llanto, ni dolor, porque lo primero ha desaparecido» (Ap 21,1.4)
(Comentario CIC) (C.I.C 769) La Iglesia "sólo
llegará a su perfección en la gloria del cielo" (Lumen gentium, 48), cuando
Cristo vuelva glorioso. Hasta ese día, "la Iglesia avanza en su
peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los consuelos de
Dios" (San Agustín, De civitate Dei,
18, 51: PL 41, 614; cf. Lumen gentium,
8). Aquí abajo, ella se sabe en exilio, lejos del Señor (cf. 2Co 5, 6; 6), y
aspira al advenimimento pleno del Reino, "y espera y desea con todas sus
fuerzas reunirse con su Rey en la gloria" (Lumen gentium, 5). La consumación de la Iglesia en la gloria, y a
través de ella la del mundo, no sucederá sin grandes pruebas. Solamente
entonces, "todos los justos desde Adán, ‘desde el justo Abel hasta el
último de los elegidos’ se reunirán con el Padre en la Iglesia universal"
(Lumen gentium, 2).
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