domingo, 29 de enero de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 116.
(Respuesta YouCat – repeticion) Ya en la
antigua alianza Dios colmó a hombres y mujeres con el Espíritu Santo, de modo
que alzaran su voz en favor de Dios, hablaran en su nombre y prepararan al
pueblo para la llegada del Mesías.
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C
687) "Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1Co
2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace conocer a Cristo, su
Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a sí mismo. Él
que "habló por los profetas" (Símbolo
Niceno-Constantinopolitano: DS 150) nos hace oír la Palabra del Padre. Pero
a él no le oímos. No le conocemos sino en la obra mediante la cual nos revela
al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu de verdad que
nos "desvela" a Cristo "no habla de sí mismo" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS
150). Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por qué
"el mundo no puede recibirle, porque no le ve ni le conoce", mientras
que los que creen en Cristo le conocen porque él mora en ellos (Jn 14, 17; 16,
13)).
Para
meditar
(Comentario
YouCat) En La antigua alianza Dios escogió
hombres y mujeres que estuvieran dispuestos a dejarse convertir por él en
consoladores, guías y amonestadores de su pueblo. Fue el Espíritu de Dios el
que habló por boca de Isaías, Jeremías, EzequieLy los demás profetas. Juan el
Bautista, el último de estos profetas, no sólo predijo la llegada del Mesías.
Se encontró con él y lo proclamó como el liberador del poder del pecado.
(Comentario CIC) (C.I.C 688) La Iglesia, Comunión
viviente en la fe de los apóstoles que ella transmite, es el lugar de nuestro
conocimiento del Espíritu Santo: – en las Escrituras que Él ha inspirado: – en la Tradición, de la cual los
Padres de la Iglesia son testigos siempre actuales; – en el Magisterio de la
Iglesia, al que Él asiste; – en la liturgia
sacramental, a través de sus palabras y sus símbolos, en donde el Espíritu
Santo nos pone en Comunión con Cristo; – en la oración en la cual Él intercede por nosotros; – en los carismas y
ministerios mediante los que se edifica la Iglesia; – en los signos de vida
apostólica y misionera; – en el testimonio de los santos, donde Él manifiesta su santidad y continúa la obra de la
salvación.
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