sábado, 9 de abril de 2016
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 21. Parte III.
(Respuesta YouCat – repeticion) La fe es
saber y confiar. Tiene siete rasgos: • La fe es un puro don de Dios, que
recibimos, si lo pedimos ardientemente. • La fe es la fuerza sobrenatural que
nos es necesaria para obtener la salvación. • La fe exige la voluntad libre y
el entendimiento lúcido del hombre cuando acepta la invitación divina. • La fe
es absolutamente cierta, porque tiene la garantía de Jesús. • La fe es
incompleta mientras no sea efectiva en el amor. • La fe aumenta si escuchamos
con más atención la voz de Dios y mediante la oración estamos en un intercambio
vivo con él. • La fe nos permite ya ahora gustar por adelantado la alegría del
cielo.
Reflecciones y puntos a
profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 158) "La fe trata de comprender"
(San Anselmo de Canterbury, Proslogion, Proemium: Opera Omnia, v.
1, p. 94): es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en
quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un
conocimiento más penetrante suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más
encendida de amor. La gracia de la fe abre "los ojos del corazón" (Ef
1,18) para una inteligencia viva de los contenidos de la Revelación, es decir,
del conjunto del designio de Dios y de los misterios de la fe, de su conexión
entre sí y con Cristo, centro del Misterio revelado. Ahora bien, "para que
la inteligencia de la Revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo
perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones" (Dei verbum,
5). Así, según el adagio de san Agustín "cree para comprender y comprende
para creer mejor" (San Agustín, Sermo 43, 7, 9: PL 38, 258).
Para meditar
(Comentario YouCat) Muchos
dicen que creer les parece poco, que quieren saber. Pero la palabra «creer»
tiene dos significados diferentes: cuando un paracaidista pregunta al empleado
del aeropuerto: «¿Está bien preparado el paracaídas?», y aquél le responde,
indiferente: «Creo que sí», no será suficiente para él; esto quiere saberlo
seguro. Pero si ha pedido a un amigo que le prepare el paracaídas, éste le
contestará a la misma pregunta: «Sí, lo he hecho personalmente. ¡Puedes confiar
en mí!». Y el paracaidista replicará: «Te creo». Esta fe es mucho más que
saber: es certeza. Y ésta es la fe que hizo partir a Abraham a la tierra
prometida, ésta es la fe que hizo que los Mártires perseveraran hasta la
muerte, ésta es la fe que aún hoy mantiene en pie a los cristianos perseguidos.
Una fe que afecta a todo el hombre.
(Comentario CIC) (C.I.C 157) La
fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda
en la Palabra misma de Dios, que no puede mentir. Ciertamente las verdades
reveladas pueden parecer oscuras a la razón y a la experiencia humanas, pero
"la certeza que da la luz divina es mayor que la que da la luz de la razón
natural" (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 2-2, 171, 5, 3).
"Diez mil dificultades no hacen una sola duda" (Juan Enrique Newman, Apologia
pro vita sua, c. 5). (C.I.C 161) Creer en
Cristo Jesús y en aquél que lo envió para salvarnos es necesario para obtener
esa salvación (cf. Mc 16,16; Jn 3,36; 6,40 y en otros lugares). "Puesto
que `sin la fe... es imposible agradar a Dios' (Hb 11,6) y llegar a participar
en la condición de sus hijos, nadie es justificado sin ella y nadie, a no ser
que `haya perseverado en ella hasta el fin' (Mt 10,22; 24,13), obtendrá la vida
eterna" (Dei Filius: DS 3012; cf. Concilio de Trento: DS 1532).
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