lunes, 11 de abril de 2016
Comentario CIC al YouCat Pregunta 21. Parte V.
(Respuesta YouCat – repeticion) La fe es
saber y confiar. Tiene siete rasgos: • La fe es un puro don de Dios, que
recibimos, si lo pedimos ardientemente. • La fe es la fuerza sobrenatural que
nos es necesaria para obtener la salvación. • La fe exige la voluntad libre y
el entendimiento lúcido del hombre cuando acepta la invitación divina. • La fe
es absolutamente cierta, porque tiene la garantía de Jesús. • La fe es
incompleta mientras no sea efectiva en el amor. • La fe aumenta si escuchamos
con más atención la voz de Dios y mediante la oración estamos en un intercambio
vivo con él. • La fe nos permite ya ahora gustar por adelantado la alegría del
cielo.
Reflecciones y puntos a
profundizar (Comentario
CIC) (C.I.C 164) Ahora, sin embargo, "caminamos
en la fe y no […] en la visión" (2Cor 5,7), y conocemos a Dios "como
en un espejo, de una manera confusa [...], imperfecta" (1Cor 13,12).
Luminosa por aquel en quien cree, la fe es vivida con frecuencia en la
oscuridad. La fe puede ser puesta a prueba. El mundo en que vivimos parece con
frecuencia muy lejos de lo que la fe nos asegura; las experiencias del mal y
del sufrimiento, de las injusticias y de la muerte parecen contradecir la buena
nueva, pueden estremecer la fe y llegar a ser para ella una tentación. (C.I.C
165) Entonces es cuando debemos volvernos hacia los
testigos de la fe: Abraham, que creyó, "esperando contra toda
esperanza" (Rom 4,18); la Virgen María que, en "la peregrinación de
la fe" (Lumen gentium, 58), llegó hasta la "noche de la
fe" (Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 17) participando en el
sufrimiento de su Hijo y en la noche de su sepulcro (Redemptoris Mater,
18); y tantos otros testigos de la fe: "También nosotros, teniendo en
torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que
nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los
ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe" (Hb 12,1-2).
Para meditar
(Comentario YouCat) Muchos
dicen que creer les parece poco, que quieren saber. Pero la palabra «creer»
tiene dos significados diferentes: cuando un paracaidista pregunta al empleado
del aeropuerto: «¿Está bien preparado el paracaídas?», y aquél le responde,
indiferente: «Creo que sí», no será suficiente para él; esto quiere saberlo
seguro. Pero si ha pedido a un amigo que le prepare el paracaídas, éste le
contestará a la misma pregunta: «Sí, lo he hecho personalmente. ¡Puedes confiar
en mí!». Y el paracaidista replicará: «Te creo». Esta fe es mucho más que
saber: es certeza. Y ésta es la fe que hizo partir a Abraham a la tierra
prometida, ésta es la fe que hizo que los Mártires perseveraran hasta la
muerte, ésta es la fe que aún hoy mantiene en pie a los cristianos perseguidos.
Una fe que afecta a todo el hombre.
(Comentario CIC) (C.I.C 162) La
fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos
perderlo; san Pablo advierte de ello a Timoteo: "Combate el buen combate,
conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado,
naufragaron en la fe" (1Tm 1,18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta
el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al
Señor que nos la aumente (cf. Mc 9,24; Lc 17,5; 22,32); debe "actuar por
la caridad" (Ga 5,6; cf. St 2,14-26), ser sostenida por la esperanza (cf.
Rom 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia. (C.I.C 179) La fe es un don sobrenatural de Dios. Para creer, el
hombre necesita los auxilios interiores del Espíritu Santo.
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