martes, 5 de abril de 2016
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 20 Parte I.
(Respuesta YouCat) Responder a Dios es
creer en él.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (Comentario
CIC) (C.I.C 142) Por su revelación, "Dios
invisible habla a los hombres como amigo, movido por su gran amor y mora con
ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su
compañía" (Dei Verbum, 2). La respuesta adecuada a esta invitación
es la fe. (C.I.C 143) Por la fe, el
hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su
ser, el hombre da su asentimiento a Dios que revela (cf. Dei verbum, 5).
La Sagrada Escritura llama "obediencia de la fe" a esta respuesta del
hombre a Dios que revela (cf. Rom 1,5; 16. 26). (C.I.C 144) Obedecer (ob-audire) en la fe, es someterse
libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios,
la Verdad misma. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la
sagrada Escritura. La Virgen María es la realización más perfecta de la misma.
Para meditar
(Comentario YouCat) Quien quiera creer necesita
«un corazón atento» (1 Re 3,9). Dios busca de muchas maneras establecer
contacto con nosotros. En cada encuentro humano, en cada experiencia
conmovedora en la naturaleza, en cada aparente casualidad, en cada reto, en
cada dolor, está escondido un mensaje de Dios para nosotros. De manera más
clara aún nos habla quando se dirige a nosotros en su palabra o en la voz de la
conciencia. Nos habla como a amigos. Por ello debemos responderle también como
amigos y creer en él, creer totalmente en él, aprender a comprenderle cada vez
mejor y a aceptar sin reservas su voluntad.
(Comentario CIC) (C.I.C 146) Abraham realiza así la definición de la fe dada por la
carta a los Hebreos: "La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de
las realidades que no se ven" (Hb 11,1). "Creyó Abraham en Dios y le
fue reputado como justicia" (Rom 4,3; cf. Gn 15,6). Y por eso, fortalecido
por su fe, Abraham fu echo "padre de todos los creyentes" (Rom
4,11.18; cf. Gn 15,15). (C.I.C 147) El Antiguo
Testamento es rico en testimonios acerca de esta fe. La carta a los Hebreos
proclama el elogio de la fe ejemplar por la que los antiguos "fueron
alabados" (Hb 11,2. 39). Sin embargo, "Dios tenía ya dispuesto algo
mejor": la gracia de creer en su Hijo Jesús, "el que inicia y consuma
la fe" (Hb 11,40; 12,2).
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