martes, 9 de diciembre de 2008

Jn 8, 21-22 A donde yo voy, ustedes no pueden ir

(Jn 8, 21-22) A donde yo voy, ustedes no pueden ir
[21] Jesús les dijo también: «Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden ir». [22] Los judíos se preguntaban: «¿Pensará matarse para decir: “A donde yo voy, ustedes no pueden ir”?».
(C.I.C 1919) Toda comunidad humana necesita una autoridad para mantenerse y desarrollarse. (C.I.C 1920) “Es notorio que […] la comunidad política y la autoridad pública se fundan en la naturaleza humana y por ello pertenecen al orden querido por Dios” (Gaudium et spes, 74). (C.I.C 2281) El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida. Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las sociedades familiar, nacional y humana con las cuales estamos obligados. El suicidio es contrario al amor del Dios vivo. (C.I.C 2282) Si se comete con intención de servir de ejemplo, especialmente a los jóvenes, el suicidio adquiere además la gravedad del escándalo. La cooperación voluntaria al suicidio es contraria a la ley moral. Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida

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