miércoles, 24 de diciembre de 2008
Jn 11, 35-44 Si crees, verás la gloria de Dios
(Jn 11, 35-44) Si crees, verás la gloria de Dios
[35] Y Jesús lloró. [36] Los judíos dijeron: «¡Cómo lo amaba!». [37] Pero algunos decían: «Este, que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podía impedir que Lázaro muriera?». [38] Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, [39] y dijo: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del difunto, le respondió: «Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto». [40] Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?». [41] Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, te doy gracias porque me oíste. [42] Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado». [43] Después de decir esto, gritó con voz fuerte: «¡Lázaro, ven afuera!». [44] El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo para que pueda caminar».
(C.I.C 2604) La segunda oración nos la transmite San Juan (cf. Jn 11, 41-42), antes de la resurrección de Lázaro. La acción de gracias precede al acontecimiento: "Padre, yo te doy gracias por haberme escuchado", lo que implica que el Padre escucha siempre su súplica; y Jesús añade a continuación: "Yo sabía bien que tú siempre me escuchas", lo que implica que Jesús, por su parte, pide de una manera constante. Así, apoyada en la acción de gracias, la oración de Jesús nos revela cómo pedir: antes de que lo pedido sea otorgado, Jesús se adhiere a Aquél que da y que se da en sus dones. El Dador es más precioso que el don otorgado, es el "tesoro", y en El está el corazón de su Hijo; el don se otorga como "por añadidura" (cf. Mt 6, 21. 33). La oración "sacerdotal" de Jesús (cf. Jn 17) ocupa un lugar único en la Economía de la salvación. […] Esta oración, en efecto, muestra el carácter permanente de la plegaria de nuestro Sumo Sacerdote, y al mismo tiempo, contiene lo que Jesús nos enseña en la oración del Padrenuestro […]. (C.I.C 240) Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es eternamente Padre en relación a su Hijo único, el cual eternamente es Hijo sólo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11,27).
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