miércoles, 31 de diciembre de 2008
Jn 12, 37-40 A pesar de los muchos signos no creyeron
(Jn 12, 37-40) A pesar de los muchos signos no creyeron
[37] A pesar de los muchos signos que hizo en su presencia, ellos no creyeron en él. [38] Así debía cumplirse el oráculo del profeta Isaías, que dice: Señor, ¿quién ha creído en nuestra palabra? ¿A quién fue revelado el poder del Señor? [39] Ellos no podían creer, porque como dijo también Isaías: [40] El ha cegado sus ojos y ha endurecido su corazón, para que sus ojos no vean y su corazón no comprenda, para que no se conviertan ni yo los cure.
(C.I.C 2466) En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó en plenitud. ‘Lleno de gracia y de verdad’ (cf. Jn 1, 14), él es la ‘luz del mundo’ (Jn 8, 12), la Verdad (cf. Jn 14, 6). El que cree en él, no permanece en las tinieblas (cf. Jn 12, 46). El discípulo de Jesús, ‘permanece en su palabra’, para conocer ‘la verdad que hace libre’ (cf. Jn 8, 31-32) y que santifica (cf. Jn 17, 17). Seguir a Jesús es vivir del ‘Espíritu de verdad’ (cf. Jn 14, 17) que el Padre envía en su nombre (cf. Jn 14, 26) y que conduce ‘a la verdad completa’ (Jn 16, 13). Jesús enseña a sus discípulos el amor incondicional de la verdad: ‘Sea vuestro lenguaje: «sí, sí»; «no, no»’ (Mt 5, 37). (C.I.C 712) Los rasgos del rostro del Mesías esperado comienzan a aparecer en el Libro del Emmanuel (cf. Is 6, 12) (cuando “Isaías vio […] la Gloria" de Cristo: Jn 12, 41), en particular en Is 11, 1-2: “Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el Espíritu del Señor: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor”.
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