domingo, 30 de julio de 2017

Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 169.



YOUCAT Pregunta n. - 169 ¿Qué sucede con nosotros cuando celebramos el culto divino?


(Respuesta YouCat) Cuando celebramos el culto divino somos atraídos por el amor de Dios, somos sanados y transformados.     

Reflecciones y puntos a profundizar  (Comentario CIC) (C.I.C 1076) El día de Pentecostés, por la efusión del Espíritu Santo, la Iglesia se manifiesta al mundo (cf. Sacrosanctum Concilium, 6; Lumen gentium, 2). El don del Espíritu inaugura un tiempo nuevo en la "dispensación del Misterio": el tiempo de la Iglesia, durante el cual Cristo manifiesta, hace presente y comunica su obra de salvación mediante la Liturgia de su Iglesia, "hasta que él venga" (1Co 11,26). Durante este tiempo de la Iglesia, Cristo vive y actúa en su Iglesia y con ella ya de una manera nueva, la propia de este tiempo nuevo. Actúa por los sacramentos; esto es lo que la Tradición común de Oriente y Occidente llama "la Economía sacramental"; esta consiste en la comunicación (o "dispensación") de los frutos del Misterio pascual de Cristo en la celebración de la liturgia "sacramental" de la Iglesia. Por ello es preciso explicar primero esta "dispensación sacramental" (capítulo primero). Así aparecerán más claramente la naturaleza y los aspectos esenciales de la celebración litúrgica (capítulo segundo).   

Para meditar   

(Comentario YouCat) Todas las celebraciones litúrgicas de la Iglesia y todos sus sacramentos están orientados únicamente a que tengamos vida, y ésta en abundancia. Cuando celebramos el culto divino nos encontramos con quien ha dicho de sí mismo «Yo soy el camino y la verdad y la vida» (Jn 14,6). Quien va al acto litúrgico y está abandonado, recibe de Dios seguridad. Quien va al culto y se encuentra perdido, encuentra a un Dios que le espera.

(Comentario CIC) (C.I.C 1077) "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de la creación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado" (Ef 1,3-6).     

(Siguiente Pregunta: ¿Cuál es el origen más hondo de la Liturgia?)     

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