sábado, 1 de julio de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 154
(Respuesta YouCat) En la muerte se separan el cuerpo y
el alma. El cuerpo se descompone, mientras que el alma sale al encuentro de
Dios y espera a reunirse en el último día con su cuerpo resucitado.
Reflecciones y
puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1002) Si es verdad que Cristo nos
resucitará en "el último día", también lo es, en cierto modo, que
nosotros ya hemos resucitado con Cristo. En efecto, gracias al Espíritu Santo,
la vida cristiana en la tierra es, desde ahora, una participación en la muerte
y en la Resurrección de Cristo: “Sepultados con él en el bautismo, con él
también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que le resucitó de
entre los muertos [...] Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las
cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios (Col 2, 12; 3,
1).
Para meditar
(Comentario YouCat) El cómo
de la resurrección de nuestro cuerpo es un misterio. Una imagen nos puede
ayudar a asumirlo: cuando vemos un bulbo de tulipán no podemos saber qué
hermosa flor se desarrollará en la oscuridad de la tierra. Igualmente no
sabemos nada de la apariencia futura de nuestro nuevo cuerpo. Sin embargo, san
Pablo está seguro: «Se siembra un cuerpo sin gloria, resucita glorioso» (1 Cor
15,43a).
(Comentario CIC) (C.I.C 1003) Unidos a Cristo por el
Bautismo, los creyentes participan ya realmente en la vida celestial de Cristo
resucitado (cf. Flp 3, 20), pero esta vida permanece "escondida […] con
Cristo en Dios" (Col 3, 3) "Con él nos ha resucitado y hecho sentar en
los cielos con Cristo Jesús" (Ef 2, 6). Alimentados en la Eucaristía con
su Cuerpo, nosotros pertenecemos ya al Cuerpo de Cristo. Cuando resucitemos en
el último día también nos "manifestaremos con Él
llenos de gloria" (Col 3, 4).
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