miércoles, 27 de enero de 2016
587. ¿Cómo está compuesta la oración del Señor? (Primera parte)
(Compendio
587) La oración del Señor contiene siete peticiones a Dios Padre. Las tres
primeras, más teologales, nos atraen hacia Él, para su gloria, pues lo propio
del amor es pensar primeramente en Aquel que amamos. Estas tres súplicas
sugieren lo que, en particular, debemos pedirle: la santificación de su Nombre,
la venida de su Reino y la realización de su voluntad. Las cuatro últimas
peticiones presentan al Padre de misericordia nuestras miserias y nuestras
esperanzas: le piden que nos alimente, que nos perdone, que nos defienda ante
la tentación y nos libre del Maligno.
Resumen
(C.I.C 2857) En
el Padre Nuestro, las tres primeras peticiones tienen por objeto la Gloria del
Padre: la santificación del nombre, la venida del reino y el cumplimiento de la
voluntad divina. Las otras cuatro presentan al Padre nuestros deseos: estas
peticiones conciernen a nuestra vida para alimentarla o para curarla del pecado
y se refieren a nuestro combate por la victoria del Bien sobre el Mal.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2803)
Después de habernos puesto en presencia de Dios nuestro Padre para adorarle,
amarle y bendecirle, el Espíritu filial hace surgir de nuestros corazones siete
peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras, más teologales, nos atraen
hacia la Gloria del Padre; las cuatro últimas, como caminos hacia Él, ofrecen nuestra miseria a su Gracia.
"Abismo que llama al abismo" (Sal 42, 8). .
Para la reflexión
(C.I.C 2804) El
primer grupo de peticiones nos lleva hacia Él,
para Él: ¡tu
Nombre, tu Reino, tu Voluntad! Lo propio del amor es
pensar primeramente en Aquél que amamos. En cada una de estas tres peticiones,
nosotros no "nos" nombramos, sino que lo que nos mueve es "el
deseo ardiente", "el ansia" del Hijo amado, por la Gloria de su
Padre (cf. Lc 22, 14; 12, 50): "Santificado sea [...] venga [...] hágase
[...]": estas tres súplicas ya han sido escuchadas en el Sacrificio de
Cristo Salvador, pero ahora están orientadas, en la esperanza, hacia su
cumplimiento final mientras Dios no sea todavía todo en todos (cf. 1Co 15, 28)
(Continua)
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