sábado, 16 de enero de 2016
581. ¿Qué lugar ocupa el Padre nuestro en la oración de la Iglesia? (Segunda parte - continuación)
(Compendio 581
- repetición) Oración por excelencia de la Iglesia, el Padre
nuestro es «entregado» en el Bautismo, para manifestar el nacimiento nuevo a la
vida divina de los hijos de Dios. La Eucaristía revela el sentido pleno del
Padre nuestro, puesto que sus peticiones, fundándose en el misterio de la
salvación ya realizado, serán plenamente atendidas con la Segunda venida del
Señor. El Padre nuestro es parte integrante de la Liturgia de las Horas.
Resumen
(C.I.C 2776) La
Oración dominical es la oración por excelencia de la Iglesia. Forma parte
integrante de las principales Horas del Oficio divino y de la celebración de
los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y
Eucaristía. Inserta en la Eucaristía, manifiesta el carácter "escatológico"
de sus peticiones, en la esperanza del Señor, "hasta que venga" (1Co
11, 26).
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2769) En
el Bautismo y la Confirmación, la entrega [traditio]
de la Oración del Señor significa el nuevo nacimiento a la vida divina. Como la
oración cristiana es hablar con Dios con la misma Palabra de Dios, "los
que son engendrados de nuevo por la Palabra del Dios vivo" (1P 1, 23)
aprenden a invocar a su Padre con la única Palabra que él escucha siempre. Y
pueden hacerlo de ahora en adelante porque el sello de la Unción del Espíritu
Santo ha sido grabado indeleble en sus corazones, sus oídos, sus labios, en
todo su ser filial. Por eso, la mayor parte de los comentarios patrísticos del
Padre Nuestro están dirigidos a los catecúmenos y a los neófitos. Cuando la
Iglesia reza la Oración del Señor, es siempre el Pueblo de los
"neófitos" el que ora y obtiene misericordia (cf. 1P 2, 1-10).
Para la reflexión
(C.I.C 2770) En
la Liturgia eucarística, la Oración
del Señor aparece como la oración de toda la Iglesia. Allí se revela su sentido
pleno y su eficacia. Situada entre la Anáfora (Oración eucarística) y la
liturgia de la Comunión, recapitula, por una parte, todas las peticiones e
intercesiones expresadas en el movimiento de la epíclesis, y, por otra parte,
llama a la puerta del Festín del Reino que la comunión sacramental va a
anticipar. (Continua)
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