viernes, 22 de enero de 2016
584. ¿Por qué decimos Padre «nuestro»? (Primera parte)
(Compendio
584) «Nuestro» expresa una relación con Dios totalmente nueva. Cuando oramos al
Padre, lo adoramos y lo glorificamos con el Hijo y el Espíritu. En Cristo, nosotros
somos su pueblo, y Él es nuestro Dios, ahora y por siempre. Decimos, de hecho,
Padre «nuestro», porque la Iglesia de Cristo es la comunión de una multitud de
hermanos, que tienen «un solo corazón y una sola alma» (Hch 4, 32).
Resumen
(C.I.C 2801) Al
decir Padre "Nuestro", invocamos la nueva Alianza en Jesucristo, la
comunión con la Santísima Trinidad y la caridad divina que se extiende por
medio de la Iglesia a lo largo del mundo.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2787)
Cuando decimos Padre "nuestro", reconocemos ante todo que todas sus
promesas de amor anunciadas por los Profetas se han cumplido en la nueva y eterna Alianza en Cristo: hemos
llegado a ser "su Pueblo" y Él es desde ahora en adelante
"nuestro Dios". Esta relación nueva es una pertenencia mutua dada
gratuitamente: por amor y fidelidad (cf. Os 2, 21-22; 6, 1-6) tenemos que
responder "a la gracia y a la verdad que nos han sido dadas en Jesucristo
(Jn 1, 17).
Para la reflexión
(C.I.C 2786)
Padre "Nuestro" se refiere a Dios. Este adjetivo, por nuestra parte,
no expresa una posesión, sino una relación totalmente nueva con Dios. (C.I.C
2788) Como la Oración del Señor es la de su Pueblo en los "últimos
tiempos", ese "nuestro" expresa también la certeza de nuestra
esperanza en la última promesa de Dios: en la nueva Jerusalén dirá al vencedor:
"Yo seré su Dios y él será mi hijo" (Ap 21, 7). (Continua)
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