jueves, 18 de julio de 2013
Is 54, 8-10 Mi amor no se apartará de ti
8 en un arrebato
de indignación, te oculté mi rostro por un instante, pero me compadecí de ti
con amor eterno, dice tu redentor, el Señor. 9 Me sucederá como en los días de
Noé, cuando juré que las aguas de Noé ni inundarían de nuevo la tierra: así he
jurado no irritarme más contra ti ni amenazarte nunca más. 10 Aunque se aparten
las montañas y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti, mi alianza de
paz no vacilará, dice el Señor, que se compadeció de ti.
(C.I.C 220) El amor de Dios es
"eterno" (Is 54,8). "Porque los montes se correrán y las colinas
se moverán, mas mi amor de tu lado no se apartará" (Is 54,10). "Con
amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti" (Jr 31,3). (C.I.C
1611) Contemplando la Alianza de Dios con Israel bajo
la imagen de un amor conyugal exclusivo y fiel (cf. Os 1-3; Is 54.62; Jr 2-3;
31; Ez 16;23), los profetas fueron preparando la conciencia del Pueblo elegido
para una comprensión más profunda de la unidad y de la indisolubilidad del
matrimonio (cf. Mal 2,13-17). Los libros de Rut y de Tobías dan testimonios
conmovedores del sentido hondo del matrimonio, de la fidelidad y de la ternura
de los esposos. La Tradición ha visto siempre en el Cantar de los Cantares una
expresión única del amor humano, en cuanto que éste es reflejo del amor de
Dios, amor "fuerte como la muerte" que "las grandes aguas no
pueden anegar" (Ct 8,6-7).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario