viernes, 7 de junio de 2013
Is 6, 6 Uno de los serafines voló hacia mí
6 Uno de los serafines voló hacia mí, llevando en su
mano una brasa que había tomado con unas tenazas de encima del altar.
(C.I.C 332) Desde la creación (cf. Jb 38, 7, donde los
ángeles son llamados "hijos de Dios") y a lo largo de toda la
historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa
salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso
terrenal (cf. Gn 3, 24), protegen a Lot (cf. Gn 19), salvan a Agar y a su hijo
(cf. Gn 21, 17), detienen la mano de Abraham (cf. Gn 22, 11), la ley es
comunicada por su ministerio (cf. Hch 7,53), conducen el pueblo de Dios (cf. Ex
23, 20-23), anuncian nacimientos (cf. Jc 13) y vocaciones (cf. Jc 6, 11-24; Is
6, 6), asisten a los profetas (cf. 1R 19, 5), por no citar más que algunos
ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el
del mismo Jesús (cf. Lc 1, 11.26).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario