sábado, 15 de junio de 2013
Is 11, 5-9 La justicia ceñirá su cintura
5 La justicia
ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas. 6 El lobo habitará con el
cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro
de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá, 7 la vaca y la osa
vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo
mismo que el buey. 8 El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en
la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado. 9 No se hará
daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor
llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
(C.I.C 1286) En el Antiguo
Testamento, los profetas anunciaron que el Espíritu del Señor reposaría sobre
el Mesías esperado (cf. Is 11,2) para realizar su misión salvífica (cf. Lc
4,16-22; Is 61,1). El descenso del Espíritu Santo sobre Jesús en su Bautismo
por Juan fue el signo de que él era el que debía venir, el Mesías, el Hijo de
Dios (Mt 3,13-17; Jn 1,33-34). Habiendo sido concedido por obra del Espíritu
Santo, toda su vida y toda su misión se realizan en una comunión total con el
Espíritu Santo que el Padre le da "sin medida" (Jn 3,34).
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