martes, 25 de junio de 2013
Is 42, 3-4 No romperá la caña quebrada
3 No romperá la
caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con
fidelidad; 4 no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la
tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley.
(C.I.C 580) El cumplimiento perfecto de la Ley no podía ser
sino obra del divino Legislador que nació sometido a la Ley en la persona del
Hijo (cf. Ga 4, 4). En Jesús la Ley ya no aparece grabada en tablas de piedra
sino "en el fondo del corazón" (Jr 31, 33) del Siervo, quien, por
"aportar fielmente el derecho" (Is 42, 3), se ha convertido en
"la Alianza del pueblo" (Is 42, 6). Jesús cumplió la Ley hasta tomar
sobre sí mismo "la maldición de la Ley" (cf. Ga 3, 13) en la que
habían incurrido los que no "practican todos los preceptos de la Ley"
(cf. Ga 3, 10) porque, ha intervenido su muerte para remisión de las
transgresiones de la Primera Alianza" (Hb 9, 15).
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