sábado, 29 de junio de 2013
Is 44, 6 No hay ningún dios fuera de mí
6 Así habla el Señor, el Rey de Israel, su redentor, el
Señor de los ejércitos: Yo soy el Primero y yo soy el Ultimo, y no hay ningún
dios fuera de mí.
(C.I.C 198) Nuestra profesión de
fe comienza por Dios, porque Dios es "el Primero y el […] último" (Is
44,6), el principio y el fin de todo. El Credo comienza por Dios Padre, porque el Padre es la Primera
Persona Divina de la Santísima Trinidad; nuestro Símbolo se inicia con la
creación del cielo y de la tierra, ya que la creación es el comienzo y el
fundamento de todas las obras de Dios. (C.I.C 212)
En el transcurso de los siglos, la fe de Israel pudo desarrollar y profundizar
las riquezas contenidas en la revelación del Nombre divino. Dios es único;
fuera de Él no hay dioses (cf. Is 44,6). Dios transciende el mundo y la
historia. Él es quien ha hecho el cielo y la tierra: "Ellos perecen, mas
tú quedas, todos ellos como la ropa se desgastan [...] pero tú siempre el
mismo, no tienen fin tus años" (Sal 102,27-28). En Él "no hay cambios
ni sombras de rotaciones" (St 1,17). Él es " Él que es", desde
siempre y para siempre y por eso permanece siempre fiel a sí mismo y a sus
promesas.
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