domingo, 30 de junio de 2013
Is 44, 9-10 Los fabricantes de ídolos no valen nada
9 Los fabricantes
de ídolos no valen nada, y sus obras más preciadas no sirven para nada; sus
testigos no ven ni conocen nada, para su propia vergüenza. 10 ¿Quién modela un
Dios o funde una estatua, que no sirven para nada?
(C.I.C 2112) El primer mandamiento condena el politeísmo. Exige al hombre no creer en
otros dioses que el Dios verdadero. Y no venerar otras divinidades que al único
Dios. La Escritura recuerda constantemente este rechazo de los ‘ídolos, oro y
plata, obra de las manos de los hombres’, que ‘tienen boca y no hablan, ojos y
no ven’. Estos ídolos vanos hacen vano al que les da culto: ‘Como ellos serán
los que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza’ (Sal 115, 4-5. 8; cf.
Is 44, 9-20; Jr 10, 1-16; Dn 14, 1-30; Ba 6; Sb 13, 1-15. 19). Dios, por el
contrario, es el ‘Dios vivo’ (Jos 3, 10; Sal 42, 3, etc.), que da vida e
interviene en la historia.
sábado, 29 de junio de 2013
Is 44, 6 No hay ningún dios fuera de mí
(Is 44, 6) No hay ningún dios fuera de mí
6 Así habla el Señor, el Rey de Israel, su redentor, el
Señor de los ejércitos: Yo soy el Primero y yo soy el Ultimo, y no hay ningún
dios fuera de mí.
(C.I.C 198) Nuestra profesión de
fe comienza por Dios, porque Dios es "el Primero y el […] último" (Is
44,6), el principio y el fin de todo. El Credo comienza por Dios Padre, porque el Padre es la Primera
Persona Divina de la Santísima Trinidad; nuestro Símbolo se inicia con la
creación del cielo y de la tierra, ya que la creación es el comienzo y el
fundamento de todas las obras de Dios. (C.I.C 212)
En el transcurso de los siglos, la fe de Israel pudo desarrollar y profundizar
las riquezas contenidas en la revelación del Nombre divino. Dios es único;
fuera de Él no hay dioses (cf. Is 44,6). Dios transciende el mundo y la
historia. Él es quien ha hecho el cielo y la tierra: "Ellos perecen, mas
tú quedas, todos ellos como la ropa se desgastan [...] pero tú siempre el
mismo, no tienen fin tus años" (Sal 102,27-28). En Él "no hay cambios
ni sombras de rotaciones" (St 1,17). Él es " Él que es", desde
siempre y para siempre y por eso permanece siempre fiel a sí mismo y a sus
promesas.
viernes, 28 de junio de 2013
Is 43, 19 Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando
(Is 43, 19) Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando
19 yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando,
¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa.
(C.I.C 711) "He aquí que yo lo renuevo" (Is 43,
19): dos líneas proféticas se van a perfilar, una se refiere a la espera del
Mesías, la otra al anuncio de un Espíritu nuevo, y las dos convergen en el
pequeño Resto, el pueblo de los Pobres (cf. So 2, 3), que aguardan en la
esperanza la "consolación de Israel" y "la redención de Jerusalén"
(cf. Lc 2, 25. 38). Ya se ha dicho cómo Jesús cumple las profecías que a él se
refieren. A continuación se describen aquellas en que aparece sobre todo la
relación del Mesías y de su Espíritu.
jueves, 27 de junio de 2013
Is 43, 1-7 Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador
(Is 43, 1-7) Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador
1 Y ahora, así
habla el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: No temas,
porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú me perteneces. 2 Si
cruzas por las aguas, yo estaré contigo, y los ríos no te anegarán; si caminas
por el fuego, no te quemarás, y las llamas no te brasarán. 3 Porque yo soy el
Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. Yo entregué a Egipto parta tu
rescate, a Cus y a Sebá a cambio de ti. 4 Porque tú eres de gran precio a mis
ojos, porque eres valioso, y yo te amo, entrego hombres a cambio de ti y
pueblos a cambio de tu vida 5 No temas, porque yo estoy contigo: traeré a tu
descendencia desde Oriente y te reuniré desde Occidente. 6 Yo diré al Norte:
«¡Dámelo!», y al Sur: «¡No lo retengas, trae a mis hijos desde lejos y a mis
hijas desde el extremo de la tierra: 7 a todos los que son llamados con mi
Nombre, a los que he creado para mi gloria, a los que yo mismo hice y formé!».
(C.I.C 2167) Dios llama a cada uno por su nombre (Cf.. Is
43, 1). (C.I.C 2158) Dios llama a cada uno por su nombre (Cf. Is 43, 1; Jn 10,
3). El nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona.
Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva. (C.I.C 287) La verdad en la creación es tan importante para toda
la vida humana que Dios, en su ternura, quiso revelar a su pueblo todo lo que
es saludable conocer a este respecto. Más allá del conocimiento natural que
todo hombre puede tener del Creador (cf. Hch 17,24-29; Rom 1,19-20), Dios
reveló progresivamente a Israel el misterio de la creación. El que eligió a los
patriarcas, el que hizo salir a Israel de Egipto y que, al escoger a Israel, lo
creó y formó (cf. Is 43,1), se revela como aquel a quien pertenecen todos los
pueblos de la tierra y la tierra entera, como el único Dios que "hizo el
cielo y la tierra" (Sal 115,15; 124,8; 134,3). (C.I.C 218) A lo largo de su historia, Israel pudo descubrir que
Dios sólo tenía una razón para revelársele y escogerlo entre todos los pueblos
como pueblo suyo: su amor gratuito (cf. Dt 4,37; 7,8; 10,15). E Israel
comprendió, gracias a sus profetas, que también por amor Dios no cesó de
salvarlo (cf. Is 43,1-7) y de perdonarle su infidelidad y sus pecados (cf. Os
2).
miércoles, 26 de junio de 2013
Is 42, 6 Yo, el Señor, te llamé en la justicia
(Is 42, 6) Yo, el Señor, te llamé en la justicia
6 Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de
la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones,
(C.I.C 581) Jesús fue considerado por los Judíos y sus jefes
espirituales como un "rabbi" (cf. Jn 11, 28; 3, 2; Mt 22, 23-24,
34-36). Con frecuencia argumentó en el marco de la interpretación rabínica de
la Ley (cf. Mt 12, 5; 9, 12; Mc 2, 23-27; Lc 6, 6-9; Jn 7, 22-23). Pero al
mismo tiempo, Jesús no podía menos que chocar con los doctores de la Ley porque
no se contentaba con proponer su interpretación entre los suyos, sino que
"enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas" (Mt 7,
29). La misma Palabra de Dios, que resonó en el Sinaí para dar a Moisés la Ley
escrita, es la que en él se hace oír de nuevo en el Monte de las
Bienaventuranzas (cf. Mt 5, 1). Esa palabra no revoca la Ley sino que la
perfecciona aportando de modo divino su interpretación definitiva: "Habéis
oído también que se dijo a los antepasados [...] pero yo os digo" (Mt 5,
33-34). Con esta misma autoridad divina, desaprueba ciertas "tradiciones
humanas" (cf. Mc 7, 8) de los fariseos que "anulan la Palabra de
Dios" (cf. Mc 7, 13).
martes, 25 de junio de 2013
Is 42, 3-4 No romperá la caña quebrada
(Is 42, 3-4) No romperá la caña quebrada
3 No romperá la
caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con
fidelidad; 4 no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la
tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley.
(C.I.C 580) El cumplimiento perfecto de la Ley no podía ser
sino obra del divino Legislador que nació sometido a la Ley en la persona del
Hijo (cf. Ga 4, 4). En Jesús la Ley ya no aparece grabada en tablas de piedra
sino "en el fondo del corazón" (Jr 31, 33) del Siervo, quien, por
"aportar fielmente el derecho" (Is 42, 3), se ha convertido en
"la Alianza del pueblo" (Is 42, 6). Jesús cumplió la Ley hasta tomar
sobre sí mismo "la maldición de la Ley" (cf. Ga 3, 13) en la que
habían incurrido los que no "practican todos los preceptos de la Ley"
(cf. Ga 3, 10) porque, ha intervenido su muerte para remisión de las
transgresiones de la Primera Alianza" (Hb 9, 15).
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