martes, 28 de mayo de 2013
Si 50, 20 Para dar con sus labios la bendición del Señor
20 Entonces, él descendía y elevaba las manos sobre toda
la asamblea de los israelitas, para dar con sus labios la bendición del Señor y
tener el honor de pronunciar su Nombre.
(C.I.C 433) El Nombre de Dios Salvador era invocado
una sola vez al año por el sumo sacerdote para la expiación de los pecados de
Israel, cuando había asperjado el propiciatorio del Santo de los Santos con la
sangre del sacrificio (cf. Lv 16, 15-16; Si 50, 20; Hb 9, 7). El propiciatorio
era el lugar de la presencia de Dios (cf. Ex 25, 22; Lv 16, 2; Nm 7, 89; Hb 9).
Cuando San Pablo dice de Jesús que "Dios lo exhibió como instrumento de
propiciación por su propia sangre" (Rm 3, 25) significa que en su humanidad
"estaba Dios reconciliando al mundo consigo" (2Co 5, 19). (C.I.C 434)
La Resurrección de Jesús glorifica el nombre de Dios Salvador (cf. Jn 12, 28)
porque de ahora en adelante, el Nombre de Jesús es el que manifiesta en
plenitud el poder soberano del "Nombre que está sobre todo nombre"
(Flp 2, 9). Los espíritus malignos temen su Nombre (cf. Hch 16, 16-18; 19,
13-16) y en su nombre los discípulos de Jesús hacen milagros (cf. Mc 16, 17)
porque todo lo que piden al Padre en su Nombre, Él se
lo concede (Jn 15, 16).
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