sábado, 4 de mayo de 2013
Sb 13, 1 Al considerar sus obras, no reconocieron al Artífice
1 Sí, vanos por naturaleza son todos los hombres que han
ignorado a Dios, los que, a partir de las cosas visibles, no fueron capaces de
conocer a «Aquel que es»., al considerar sus obras, no reconocieron al
Artífice.
(C.I.C 1147) Dios habla al
hombre a través de la creación visible. El cosmos material se presenta a la
inteligencia del hombre para que vea en él las huellas de su Creador (cf. Sb
13,1; Rm 1,19-20; Hch 14,17). La luz y la noche, el viento y el fuego, el agua
y la tierra, el árbol y los frutos hablan de Dios, simbolizan a la vez su
grandeza y su proximidad. (C.I.C 32) El mundo: A partir del movimiento y del
devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo se puede
conocer a Dios como origen y fin del universo. San Pablo afirma refiriéndose a los
paganos: "Lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios
se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo se
deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su
divinidad" (Rom 1,19-20; cf. Hch 14,15.17; 17,27-28; Sb 13,1-9). Y san
Agustín: "Interroga a la belleza de la tierra, interroga a la belleza del
mar, interroga a la belleza del aire que se dilata y se difunde, interroga a la
belleza del cielo [...] interroga a todas estas realidades. Todas te responden:
Ve, nosotras somos bellas. Su belleza es una profesión (confessio). Estas bellezas sujetas a cambio, ¿quién las ha hecho
sino la Suma Belleza (Pulcher), no
sujeta a cambio?" (San Agustín, Sermo
241,2: PL 38, 1134).
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