domingo, 12 de mayo de 2013

Si 3, 2-6. 12-13. 16. El que honra a su padre expía sus pecados



(Si 3, 2-6. 12-13. 16.) El que honra a su padre expía sus pecados

2 Porque el Señor quiere que el padre sea respetado por sus hijos y confirmó el derecho de la madre sobre ellos. 3 El que honra a su padre expía sus pecados 4 y el que respeta a su madre es como quien acumula un tesoro. 5 El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos y cuando ore, será escuchado. 6 El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a su madre. - 12 Hijo mío, socorre a tu padre en su vejez y no le causes tristeza mientras viva. 13 Aunque pierda su lucidez, sé indulgente con él; no lo desprecies, tú que estás en pleno vigor. - 16 El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es maldecido por el Señor.
 (C.I.C 2218) El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad sus responsabilidades para con los padres. En la medida en que ellos pueden, deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento. Jesús recuerda este deber de gratitud (Cf. Mc 7, 10-12). “El Señor glorifica al padre en los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre su prole. Quien honra a su padre expía sus pecados; como el que atesora es quien da gloria a su madre. Quien honra a su padre recibirá contento de sus hijos, y en el día de su oración será escuchado. Quien da gloria al padre vivirá largos días, obedece al Señor quien da sosiego a su madre” (Si 3, 2-6). “Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor [...] Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito del Señor quien irrita a su madre” (Si 3, 12-13. 16).  

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