lunes, 27 de mayo de 2013
Si 48, 1 El profeta Elías, su palabra quemaba como una antorcha
1 Después surgió como un fuego el profeta Elías, su
palabra quemaba como una antorcha.
(C.I.C 696) El fuego.
Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la vida dada
en el Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos
del Espíritu Santo. El profeta Elías que "surgió […] como el fuego y cuya
palabra abrasaba como antorcha" (Si 48, 1), con su oración, atrajo el
fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo (cf. 1R 18, 38-39),
figura del fuego del Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista,
"que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías" (Lc 1,
17), anuncia a Cristo como el que "bautizará en el Espíritu Santo y el
fuego" (Lc 3, 16), Espíritu del cual Jesús dirá: "He venido a traer
fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!" (Lc
12, 49). En forma de lenguas "como de fuego", se posó el Espíritu
Santo sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él (Hch 2,
3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de
los más expresivos de la acción del Espíritu Santo (cf. San Juan de la Cruz, Llama de amor viva). "No extingáis
el Espíritu"(1Ts 5, 19).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario