miércoles, 22 de mayo de 2013

Si 30, 1-2 El que educa bien a su hijo encontrará satisfacción



(Si 30, 1-2) El que educa bien a su hijo encontrará satisfacción


1 El que ama a su hijo lo castiga asiduamente, para poder alegrarse de él en el futuro. 2 El que educa bien a su hijo encontrará satisfacción en él y se sentirá orgulloso entre sus conocidos.

 (C.I.C 2223) Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Testimonian esta responsabilidad ante todo por la creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado son norma. El hogar es un lugar apropiado para la educación de las virtudes. Esta requiere el aprendizaje de la abnegación, de un sano juicio, del dominio de sí, condiciones de toda libertad verdadera. Los padres han de enseñar a los hijos a subordinar las dimensiones ‘materiales e instintivas a las interiores y espirituales’ (Centesimus annus, 36). Es una grave responsabilidad para los padres dar buenos ejemplos a sus hijos. Sabiendo reconocer ante sus hijos sus propios defectos, se hacen más aptos para guiarlos y corregirlos: "El que ama a su hijo, le corrige sin cesar [...] el que enseña a su hijo, sacará provecho de él” (Si 30, 1-2). “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien amediante la instrucción y la corrección según el Señor” (Ef 6, 4).

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