viernes, 3 de mayo de 2013
Sb 11, 24. 26 Tú amas todo lo que existe Señor que amas la vida
24 Tú amas todo lo
que existe y no aborreces nada de lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo habrías creado. - 26 Pero
tú eres indulgente con todos, ya que todo es tuyo, Señor que amas la vida,
(C.I.C 301) Realizada la creación, Dios no abandona su criatura a
ella misma. No sólo le da el ser y el existir, sino que la mantiene a cada
instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su término. Reconocer esta
dependencia completa con respecto al Creador es fuente de sabiduría y de
libertad, de gozo y de confianza: “Amas a todos los seres y nada de lo que
hiciste aborreces pues, si algo odiases, no lo hubieras creado. Y ¿cómo podría
subsistir cosa que no hubieses querido? ¿Cómo se conservaría si no la hubieses
llamado? Mas tú todo lo perdonas porque todo es tuyo, Señor que amas la vida”
(Sb 11, 24-26). (C.I.C 373) En el plan de
Dios, el hombre y la mujer están llamados a "someter" la tierra (Gn
1,28) como "administradores" de Dios. Esta soberanía no debe ser un dominio
arbitrario y destructor. A imagen del Creador, "que ama todo lo que
existe" (Sb 11,24), el hombre y la mujer son llamados a participar en la providencia
divina respecto a las otras cosas creadas. De ahí su responsabilidad frente al
mundo que Dios les ha confiado.
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