miércoles, 8 de mayo de 2013
Sb 16, 5-8 Eres tú el que libra de todo mal
5 Incluso cuando
se desencadenó sobre tu pueblo el furor terrible de animales feroces, y ellos
perecían por la mordedura de serpientes huidizas, tu ira no duró hasta el
extremo. 6 A manera de advertencia, fueron atribulados por poco tiempo,
teniendo ya una prenda de salvación para que recordaran el mandamiento de tu
Ley; 7 en efecto, aquel que se volvía hacia ella era salvado, no por lo que
contemplaba, sino por ti, el Salvador de todos. 8 Así demostraste a nuestros
enemigos que eres tú el que libra de todo mal:
(C.I.C 2130) Sin embargo, ya en el Antiguo Testamento Dios
ordenó o permitió la institución de imágenes que conducirían simbólicamente a
la salvación por el Verbo encarnado: la serpiente de bronce (Cf. Nm 21, 4-9; Sb
16, 5-14; Jn 3, 14-15), el arca de la Alianza y los querubines (Cf. Ex 25,
10-12; 1R 6, 23-28; 7, 23-26).
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