sábado, 19 de enero de 2013
Sal 24, 9-10 para que entre el Rey de la gloria
9 ¡Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas
eternas, para que entre el Rey de la gloria! 10 ¿Y quién es ese Rey de la
gloria? El Rey de la gloria es el Señor
de los ejércitos.
(C.I.C 2628) La adoración
es la primera actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador.
Exalta la grandeza del Señor que nos ha hecho (cf. Sal 95, 1-6) y la
omnipotencia del Salvador que nos libera del mal. Es la acción de humillar el
espíritu ante el "Rey de la gloria" (Sal 14, 9-10) y el silencio
respetuoso en presencia de Dios "siempre […] mayor" (San Agustín, Enarratio in Psalmum 62, 16: PL 36, 758).
La adoración de Dios tres veces santo y soberanamente amable nos llena de
humildad y da seguridad a nuestras súplicas.
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